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Si te encuentras en problemas o atravesando una mala racha no te preocupes. Encuentra en el siguiente artículo maneras para superar las adversidades.
"No tengan deudas pendientes con nadie, a no ser la de amarse unos a otros. De hecho, quien ama al prójimo ha cumplido la ley." Romanos 13:8
Todos, en mayor o menor medida, hemos debido transitar momentos difíciles en varios tramos de nuestra existencia.
Son momentos en los que pretendemos que las cosas cambien lo más rápido posible ya que la inquietud y la angustia generadas por nuestras preocupaciones no dejan lugar para la Paz y Armonia que Cristo nos ofrece cada día.
Es tanta la presión que, por lo general, buscamos la salida más fácil a nuestras dificultades: nos damos por vencidos, ponemos freno a todo intento de superación y nos culpamos por los resultados negativos que hemos obtenido. Lo cierto es que, más allá del sentimiento de culpa que nos embarga o de la sensación de estar “pagando” las faltas de otros, debemos comprender que, simplemente, estamos transitando una experiencia que Dios sabe que podemos afrontar y resistir.
En Cristo reside la fortaleza con la cual podremos salir victoriosos de todo lo que nos aqueja.
“He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo”. Santiago 5:11
Es bien sabido que a la mayoría de las personas no les gusta esperar.
La fila de un mercado, aguardar en un consultorio médico o quedarse largo rato con una llamada telefónica en “espera”; son claros ejemplos de situaciones cotidianas con las cuales debemos lidiar constantemente. Sin embargo, más allá del mal humor que este tipo de instancias pueda generarnos, sabemos que tendrán un final, que lograremos ser atendidos por ese medico, que, finalmente, realizaremos nuestras compras; que en algún momento seremos atendidos por ese tele operador.
Cuando los problemas que nos aquejan son más serios y profundos, buscamos desesperadamente poner fin a todo aquello que nos quita el sueño y la Paz.
Le pedimos de todo corazón a Jesús que nos Guie hacia una salida rápida y positiva que nos permita recobrar el equilibrio perdido.
Sucede que, a veces, tenemos la impresión de que las respuestas, que tanto necesitamos, no llegan en los términos que nosotros pretendemos.
“Por tanto, hermanos, sed pacientes hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el fruto precioso de la tierra, siendo paciente en ello hasta que recibe la lluvia temprana y la tardía”. Santiago 5:7
Debemos comprender que la Paciencia es un Don del Señor, pero ¿Qué significa en realidad tener Paciencia?
Podríamos decir que es la capacidad de tolerar adversidades con determinación. Esto significa que para poder emprender el camino que Dios ha elegido para nosotros, es necesario afrontar las vicisitudes que se nos presentan en la vida respaldados en nuestra Fe. Esto genera en nosotros actitudes positivas, capacidad de análisis y reflexión, superación y claridad para encontrar soluciones.
Tengamos presente que El Señor nos muestra Su Gloria en vida. Su infinita Bondad se verá reflejada en nosotros y en las personas que amamos.
"Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca". Santiago 5:8
¿Donde reside la importancia de desarrollar nuestra Paciencia?
Lo que no debemos perder de vista es que El Señor está obrando en nosotros de manera constante. Cuando tomamos real dimensión de lo que significa esta Bendición, estamos comprendiendo que, aun en nuestros peores momentos, Dios no ha dicho la última palabra.
El Señor tiene grandes planes para nosotros, esa maravillosa recompensa que nos brinda nuestro Padre Celestial es fruto de la Fe que mostramos en las instancias más difíciles.
“Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza”. Romanos 5:3-4
Cuando las cosas no vayan como esperamos, no debemos perder la motivación de seguir Confiando en El Señor.
Al enfrentamos a aquello a lo que no le encontramos solución, abrimos la posibilidad de vivirlo como una oportunidad para fortalecernos en la Fe de Cristo.
Al recuperar la Paz que hemos perdido, podemos contemplar las necesidades de otros hermanos que están padeciendo, al igual que nosotros, alguna desavenencia.
Dios es Fiel a Su Palabra y nunca nos abandonara. Si Él no abandona, podemos dar por seguro que todo resultará bien.