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Recordemos que la confianza en El Señor es fundamental para mantenernos en el camino de Luz con el cual Él nos ha bendecido.
“Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye”. 1 Juan 5:14
Los desafíos cotidianos pueden presentar distintos aspectos. Existen los desafíos laborales, de subsistencia, económicos, relativos a la salud y a la familia. Debemos estar preparados para superar estos obstáculos y saber que los mismos, probablemente se repitan en más de una ocasión a lo largo de nuestras vidas. Pero, ¿Cómo sortear las tormentas que se presentan en el camino de manera exitosa?
Para comenzar, debemos mantener la calma y poner toda nuestra confianza en Dios ya que solamente Él puede darnos la fuerza para impulsarnos a seguir cuando todo parece perdido. Con Él florece en nuestro interior el optimismo y las ganas de afrontar nuestros retos. En Él podremos desenvolvernos sin temores ni angustias.
“Y todo lo que pidiereis en oración creyendo, lo recibiréis”. Mateo 21:22
Es importante distinguir que cuando ponemos nuestra Confianza en El Señor también habilitamos la posibilidad de hacer frente a aquellos desafíos que hemos postergado durante años por creer, erróneamente, que no tenían solución. Esos problemas sin definición crecen con el correr del tiempo, transformándose en una sombra que nos acecha noche y día. Muchas veces sucede que nos sentimos incómodos y no sabemos muy bien porque. No resolver el peso de nuestras cargas puede llevarnos a la no deseable situación de aprender a vivir con nuestras frustraciones y temores.
Entonces se hace imprescindible acercarnos a Dios, sin miedos, sin dudas y con don de Humildad para estar de pie ante las adversidades. Junto a Él, todo lo podemos.
“Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi alma”. Salmos 143:8
Puede suceder, en ocasiones, que las soluciones que esperamos de nuestro Padre Celestial tardan en llegar o no llegan en el momento que nosotros creemos correcto. En esos casos cabe recordar que los tiempos del Señor son perfectos a la vez que distintos a los que nosotros como simple mortales podemos llegar a comprender. Cuando atravesamos un conflicto o una instancia difícil, debemos tener presente que El Señor ya ha escuchado nuestras suplicas y se mantiene a nuestro lado hasta la resolución del mismo.
Mientras desandamos el camino de la mano de El Altísimo, reconozcamos su presencia en las cosas cotidianas: Un momento con nuestras familias, un rayo de sol, la sonrisa de un niño, la sabiduría de un anciano. No dejemos de maravillarnos con las Bendiciones que Dios Padre nos brinda cada día pues de allí se nutre gran parte de la fortaleza que necesitamos para seguir.
“Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra”. Santiago 1:6
Estamos en un momento propicio para acercarnos a la Gracia de Dios. Experimentemos el gozo de saber que contamos con Su presencia cada día y de que Él nos ha elegido. Un buen ejercicio es anotar en una hoja todos los desafíos que estamos transitando y también los que hemos abandonado. Luego podemos hacer una reseña de todas las tormentas que hemos superado a lo largo del tiempo Bendecidos por la Misericordia del Señor. Nos sorprenderemos de la larga lista que se conformará con las batallas que hemos librado junto a Cristo y en las cuales hemos salido victoriosos.