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La Familia: Nuestro Refugio Emocional

Darle una oportunidad al perdón y a la conexión emocional con nuestros seres queridos nos ayudará a superar todo en la vida. En el siguiente artículo exploramos algunos versículos que te guiarán en tu camino de desarrollo espiritual.

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“Saludad a todos los hermanos con beso santo.” 1 Tesalonicenses 5:26

Los vínculos familiares resultan auténticos y saludables cuando logramos conectar profundamente con corazón. Resulta ser una tarea que requiere de cada ser un involucramiento superior ya que debemos desarrollar y no descuidar una serie de factores que son fundamentales a la hora de relacionarnos armónicamente con nuestros hermanos y hermanas en la Fe.

Esta meta es realizable pero dependerá de nuestra actitud. Esa meta la podremos alcanzar fácilmente y, al adoptar esta actitud, estamos vaciando de contenido un valor que tiene una importancia trascendental en el camino que hemos decidido emprender junto al Señor.

Tengamos en cuenta que, para llevar a cabo ese acto de Amor que nos enseña la Palabra de Dios, deberemos poner énfasis en una serie de acciones que tendremos que desarrollar y perfeccionar durante toda nuestra existencia.

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"Que el Señor los haga crecer para que se amen más y más unos a otros, y a todos, tal como nosotros los amamos a ustedes." 1 Tesalonicenses 3:12

Es de vital importancia lograr relacionarnos con las personas que nos rodean de un modo armonioso. 

A la hora de conectarnos y compartir con los demás, es preciso dejar de lado los individualismos que alimentan el ego. Para esto deberemos tener predisposición a escuchar, contener a pronunciarnos desde el respeto y la verdad de nuestro corazón.

El desarrollo de nuestros dones desde la humildad y la paciencia nos mantendrán  más cerca del Espíritu Santo. El anhelo de nuestro Padre Celestial es que podamos compartir la vida con nuestros hermanos y hermanas a niveles profundos y genuinos de amor y Fe.

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“Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. De hecho, esto es la ley y los profetas.” Mateo 7:12

Dios nos ha creado para vivir en comunidad, compartiendo nuestras alegrías pero también nuestras cargas más pesadas.

Para eso es preciso escuchar de corazón lo que nuestros familias y seres queridos tengan para decirnos. La Palabra del Señor también se hace presente en nuestras vidas por su intermedio.

A veces sucede que solo escuchamos lo que nos interesa o llama la atención. Por eso debemos estar predispuestos con actitud positiva, ofreciendo un gesto de solidaridad y empatía con el prójimo.

Por otro lado, también deberemos sincerar nuestros pensamientos y emociones con los demás: expresándonos con claridad y cuidado de no ofender.


“En todo tiempo ama el amigo; para ayudar en la adversidad nació el hermano.” Proverbios 17:17

En familia las señales que nos envía Dios nos permitirán acercarnos a esas personas que nos conocen y nos reconocen como sus pares.

En el transcurso de nuestras existencias nos encontraremos con algunos escenarios más áridos que otros, sabiendo que en tierra fértil los frutos de la Palabra del Señor crecerán sin reparos.

Para que la Luz del Amor de Cristo se restablezca, debemos apoyarnos en nuestros núcleos primarios de amor. Esas personas que nos ayudaron a seguir adelante y comprender paso a paso la Gloria y las bendciones del Señor. Nos conocen desde nuestros primeros momentos y fueron forjando nuestras personalidades junto al Espíritu Santo.


“Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria, la victoria y la majestad. Tuyo es todo cuanto hay en el cielo y en la tierra. Tuyo también es el reino, y Tú estás por encima de todo.” 1 Crónicas 29:11

A la hora de escuchar y contener a nuestros familares, dediquémosle nuestro tiempo a reconstruir nuestro vínculo con cada uno de estas personas que componen nuestro círculo de confianza y amor.

Junto a Dios, encontraremos un lugar de refugio y reparo único para nuestra espiritualidad y nuestro ser interior.

Si anhelas realmente sanar y acercarte al Espíritu Santo, el primer paso es lograr estar en equilibrio con nuestros familiares y personas que realmente nos aman y acompañan al Señor en todo momento de su vida.




Versículo diario:


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