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Porque dar consejos no es tarea fácil si realmente queremos hacer la diferencia ante los ojos de Dios.
“Escucha el consejo y acepta la corrección, para que seas sabio el resto de tus días. Muchos son los planes en el corazón del hombre, mas el consejo del Señor permanecerá.” Proverbios 19:20-21
Aprende a escuchar. Mucha gente piensa que ser un buen consejero se trata de repartir consejos a diestra y siniestra, pero el secreto reside en saber escuchar. Así podremos recabar toda la información necesaria para entonces sí poder dar un consejo que se adecúe a lo que nuestro interlocutor esté necesitando.
“Y ellos le respondieron, diciendo: Si hoy te haces servidor de este pueblo, y les sirves y les concedes su petición y les dices buenas palabras, entonces ellos serán tus siervos para siempre.” 1 Reyes 12:7
Desarrolla tu empatía. Pero al mismo tiempo dicha escucha debe ser a conciencia, ya que de nada sirve escuchar y escuchar si tampoco se tiene un registro del otro. Una buena manera de comprobar si nuestra escucha es eficiente es mediante el desarrollo de la empatía, la que nos situará en el lugar del otro y así viviremos sus problemas como propios.
“te aconsejo que de mí compres oro refinado por fuego para que te hagas rico, y vestiduras blancas para que te vistas y no se manifieste la vergüenza de tu desnudez, y colirio para ungir tus ojos para que puedas ver.” Apocalipsis 3:18
Ponte en su lugar. Muchas veces no tomamos completa dimensión de los problemas ajenos hasta que hacemos la prueba de ponernos en su lugar. Solamente de esa manera veremos las cosas como realmente son y, lo que es más importante, veremos la manera en que dichos problemas afectan a las personas que acuden a nosotros por un consejo que mejore su situación.
“Por tanto, oh rey, que mi consejo te sea grato: pon fin a tus pecados haciendo justicia, y a tus iniquidades mostrando misericordia a los pobres; quizás sea prolongada tu prosperidad.” Daniel 4:27
Aconseja como a ti mismo. Éste es un buen parámetro para tener en cuenta, ya que nunca nos aconsejaremos a nosotros mismos de manera que algo pueda perjudicarnos. Así que pasar todo consejo por el filtro de aconsejar como si el problema fuera propio es muy buen comienzo.
“Y estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó aviso, diciendo: No tengas nada que ver con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por causa de él.” Mateo 27:19
Aconseja solamente acerca de aquello que conoces. No es necesario rellenar silencios con habladurías acerca de aquello que no conocemos. En tales casos, el consejo más sabio es decir “lo siento, pero tendrás mejor suerte si consultas a alguien que sepa del tema.”
“El camino del necio es recto a sus propios ojos, mas el que escucha consejos es sabio.” Proverbios 12:15
Mantén la humildad. En relación al punto anterior, tengamos en cuenta que nosotros también estaremos aprendiendo a ser humildes, dejando de lado la vanidad que nos impulsa a hablar acerca de aquello que sinceramente no conocemos.