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Creando un Espacio Justo de Aceptación

Construyendo un espacio de aceptación y perdón. Conoce en el siguiente artículo los versículos que te ayudarán en este camino hacia la Paz Interior.

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“De modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes”. Colosenses 3:13

En la travesía de la vida, inevitablemente nos encontramos con situaciones donde el perdón y la aceptación se convierten en los pilares fundamentales para seguir adelante. Cuando sufrimos una ofensa o lo que consideramos una traición, una mezcla de emociones nubla nuestros pensamientos. La primera reacción, a menudo, es el enojo.

La ira, ese sentimiento abrasador, nos envuelve en una nube de negatividad. Nos impide analizar la situación con claridad y nos aleja del propósito que el Señor ha trazado para nuestras vidas. La furia puede llevar a algunas personas a reacciones violentas o buscar venganza, mientras que otros se sumen en la depresión y el estancamiento, perdiendo gradualmente la esperanza. Perdonar a quienes nos han defraudado, sin importar la magnitud de su ofensa, es un proceso que a menudo es prolongado y desafiante.

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“Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguien, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas”. Marcos 11:25

Las Sagradas Escrituras, en su sabiduría divina, enfatizan la importancia de ser compasivos y humildes al perdonar a nuestros semejantes. Conservar ira y dolor en nuestro corazón, negándonos a perdonar, nos aleja del gozo, la paz, el equilibrio y la salud. Cuando retenemos el perdón, nos alejamos de la bendición de Dios.

Es crucial recordar el ejemplo de Cristo en la Cruz. Su entrega, misericordia perfecta y perdón divino son faros que iluminan nuestro camino hacia la comprensión más profunda del amor del Señor. Cuando internalizamos cuánto nos ama y cómo nos ha perdonado, encontramos la fuerza y la voluntad necesarias para perdonar a quienes nos han herido. Al liberar el enojo y el resentimiento, nuestra carga se aligera, nuestros rostros recuperan la serenidad y nos llenamos de gozo al reconocernos en la gracia del Señor.

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“Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo”. Efesios 4:32

Los sentimientos de angustia y enojo que surgen a raíz de una ofensa también pueden obstaculizar nuestra relación con Dios a través de la oración. Estos sentimientos son como cadenas que nos mantienen atrapados en un ciclo de pensamientos negativos, incluso cuando anhelamos hablar con nuestro Padre Celestial.

La falta de perdón construye un muro entre nosotros y el Señor. Sentimos que estamos distantes de Dios, y esta distancia puede obstaculizar nuestra vida de oración. En momentos como estos, debemos implorar al Altísimo que interceda por nosotros, para que podamos dejar de lado todo lo que nos aleja de Su gracia y experimentar la bendición de Su paz.


“Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete”. Mateo 18:21-22

Es importante recordar que todos somos seres humanos imperfectos, y en algún momento de nuestras vidas, también necesitaremos ser perdonados. El acto de perdonar no implica que estemos de acuerdo con lo que nos han hecho, sino que elijamos no guardar rencor en nuestro corazón y vivir de acuerdo con las enseñanzas divinas.

Sigamos el ejemplo del Señor en este nuevo día y en cada día que se nos presente. Invoquemos Su misericordia en nuestra vida. Dios siempre nos brinda una nueva oportunidad, y así debemos aprender a brindarla a los demás. En la aceptación y el perdón encontramos el camino hacia la paz interior y la gracia divina que nos permite avanzar con amor y compasión en nuestro viaje espiritual.




Versículo diario:


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