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Dedicándole Tiempo a tu Destino

¿Nos encontramos dedicándole tiempo a cultivar nuestro futuro? Clarifica tu mente y sumérgete en la próxima lectura que te ayudará a comprender mejor tu presente.

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“Le pido que, por medio del Espíritu y con el poder que procede de sus gloriosas riquezas, los fortalezca a ustedes en lo íntimo de su ser, para que por fe Cristo habite en sus corazones. Y pido que, arraigados y cimentados en amor.” Efesios 3:16-17

Poder comprender que a la hora de comunicarnos podemos tener algunas palabras más adecuadas que otras. Podemos encontrar los momentos y los tiempos más precisos. Es parte de una tarea cotidiana poder entablar un diálogo con cada ser interior, pero también poder encontrar el momento del día en poder encomendar nuestros pensamientos y plegarias hacia nuestro Padre.

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“Hijo mío, guarda el mandamiento de tu padre, y no abandones la enseñanza de tu madre; átalos de continuo en tu corazón, enlázalos a tu cuello. Cuando andes, te guiarán; cuando duermas, velarán por ti; y al despertarte, hablarán contigo. Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza luz, y camino de vida las reprensiones de la instrucción,” Proverbios 6:20-23

Debemos detenernos a pensar un momento en la importancia de la palabra a la hora de comunicar.

Algo que va más allá de la sabiduría con la que contamos. Es de vital importancia que el mensaje llegue al interlocutor de la manera más clara posible, y pensando en esto, me vino a la mente la imagen de Jesús como maestro, impartiendo su palabra con la facilidad de un maestro innato.

Jesús es el mejor maestro que haya podido existir: un profesor en constante enseñanza, que usaba parábolas para conectarse con la vida de las personas.

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“Oíd, hijos, la instrucción de un padre, y prestad atención para que ganéis entendimiento, porque os doy buena enseñanza; no abandonéis mi instrucción. También yo fui hijo para mi padre, tierno y único a los ojos de mi madre, y él me enseñaba y me decía: Retenga tu corazón mis palabras, guarda mis mandamientos y vivirás.” Proverbios 4:1-4

Él hablaba en el lenguaje de la gente porque Él hablaba para la gente y a través de su pueblo. Jesús tocaba el interés de las personas, cubría sus almas de un inmenso amor paternal y de esa manera llegaba a sus corazones al punto que hoy, a través de la palabra, nos habla de una forma especial que podemos entender.

A veces, si escuchamos atentamente con nuestros corazones, lo que necesitamos es escuchar y no sólo oír, para poder comprender en toda su dimensión el mensaje de amor, sabiduría y salvación que Él nos quiere hacer llegar.


“Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y diligentemente las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Y las atarás como una señal a tu mano, y serán por insignias entre tus ojos. Y las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas.” Deuteronomio 6:6-9

Somos privilegiados de tener a nuestro alcance la maravillosa sabiduría del mejor maestro que haya existido jamás.

El poder de sus enseñanzas, el amor con el que las profesaba y su influencia en cada persona que ha tocado me motivan a cada día a trabajar más fuerte, para que su mensaje continúe tocando cada vez más y más corazones. Hagamos crecer el mensaje del más grande de los maestros, porque a través del él podrá el Señor multiplicarse en los nuevos corazones.




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