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La fuerza de voluntad necesaria para avanzar se encuentra en la siguiente oración.
El valor que Dios nos da estará siempre en nuestro corazón. Debemos estar atentos y escuchar las señales que nos permiten conocer el camino de la salvación.
En el Señor encontraremos la esperanza y el perdón. También encontraremos en Jesús el lugar santo que nos ayuda a perdonar a los que lo necesitan.
Unamos nuestras voces en una oración colectiva. Recemos Dios es nuestra esperanza
Dios es nuestra esperanza y nuestra fuerza
una ayuda muy presente en las dificultades.
Por eso no temeremos, aunque la tierra se conmueva
y aunque las colinas sean arrastradas por el mar;
aunque sus aguas se enfurezcan y se hinchen
y aunque los montes tiemblen por su tempestad.
Hay un río, cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios,
el lugar santo del tabernáculo del Altísimo.