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El Camino está Repleto de Verdades

No se trata de equilibrar una balanza de buenas obras para equilibrar nuestros pecados. Ni tampoco de tener un sitio con trofeos Espirituales.

Si algo tiene de maravillosa la relación con la Fe y el Espíritu Santo es que cada uno la siente de un modo único y es Dios quién juzgará en última instancia nuestros sentimientos y su presencia en nuestro corazón.

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"Sin embargo, es tal tu compasión que no los destruiste ni abandonaste, porque eres Dios clemente y compasivo." Nehemías 9:31

Las personas que habitamos el planeta Tierra, fuimos creados por el Señor como seres sociales. Con una necesidad de producir, y entablar vínculos. Contruir ciertas conexiones con el entorno, además de poder desarrollarse, profundizando su espíritu.

Resulta prudente al entablar una conversación o diálogo poder escuchar a la persona que nos interpela.

Pero además de resultar cordiales, debemos interactuar de un modo articulado, inmersos en las reglas de la gramática que conforman el sistema lingüístico del país que habitemos.

De este modo, tanto las palabras que emitimos al hablar o escribir, como las que recibimos como respuesta, serán comprendidas, digeridas y asociadas en nuestras mentes.

Así es como se va construyendo una configuración interna en nuestros cerebros donde con el correr de nuestra tránsito por la vida, 

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“Y viniendo a él como a una piedra viva, desechada por los hombres, pero escogida y preciosa delante de dios, también vosotros, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a dios por medio de Jesucristo. Pues esto se encuentra en la escritura: he aquí, pongo en Sion una piedra escogida, una preciosa piedra angular, y el que crea en el no será avergonzado. Este precioso valor es, pues, para vosotros los que creéis; pero para los que no creen, la piedra que desecharon los constructores, esa, en piedra angular se ha convertido" - 1 Pedro 2:4-7

Por ejemplo, existe una diferencia entre ser prudente y sensato. Una persona prudente es aquella persona que habla “con cuidado, justicia y cautela”.

Por otro lado alguien que resulta ser sensato es aquella persona que actúa de modo “racional, que se guía por el sentido común”.

Ahora pensemos por un momento en los pasajes de la Biblia en los que se nos enseña sobre quienes representan ambos valores.

En realidad en esos casos en particular, se nos quiere mostrar un sentido más amplio sobre dicha definición.

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“Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.” - Deuteronomio 31:6

No debemos sorprendernos en las formas que poseemos de poder seguir o no seguir a Jesús como hijo de Dios.

Podremos entonces plantearnos un cuestionamiento ante el Espíritu Santo entre diferenciar a las personas sensatas e insensatas.

Aquellas que buscan querer ser representativos como Cristianos, asistiendo a misa, aparentando ser devotos religiosos sin ser pensados como merecedores de la misericordia de nuestro Padre Celestial.

Aquellos hombres y mujeres prudentes, poseen un verdadero sentido de la Fe, como seguidores de Jesús, escuchando la Palabra Santa y poniéndola en práctica durante todo momento en el recorrido de sus vidas.


“Vivan en armonía los unos con los otros. No sean arrogantes, sino háganse solidarios con los humildes. No se crean los únicos que saben.” - Romanos 12:16

¿Nos resulta curiosa la actitud de aquellas personas que se regocijan sintiendo merecimiento de halagos especiales por expresar abiertamente su Fe? ¿Son aquellos que desean obtener favores en nombre de Dios?

Seguramente conocemos a alguien que posea estas características. Se pavonean y probablemente comienzan sus rezos pensando o diciendo en voz alta “realizo todo lo que me pides Dios mío” “asisto a la Iglesia” “soy buen creyente”.

De este modo creen poder tener un trato especial por parte del Padre Celestial, alimentando un ego que sólo ellos comprenderán. Debemos ser prudentes con nosotros mismos. Tanto así con nuestros pensamientos como con nuestras acciones por sobre todas las cosas.




Versículo diario:


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