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Las decisiones que tomemos en la vida pueden estar alineadas con un camino de luz y salvación. Descubre en los siguientes versículos el modo de atraer esperanza a tu corazón.
“En conclusión, sed todos de un mismo sentir, compasivos, fraternales, misericordiosos y de espíritu humilde; no devolviendo mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fuisteis llamados con el propósito de heredar bendición. Pues el que quiere amar la vida y ver dias buenos, refrene su lengua del mal y sus labios no hablen engaño. Apartese del mal y haga el bien; busque la paz y sigala.” 1 Pedro 3:8-11
Para realizar cualquier tipo de construcción o emprendimiento arquitectónico se requerirá un conjunto de profesionales, técnicos y personal capacitado para llevar a cabo todo en tiempo y forma. Además se deberán elegir elementos determinados para que la misma perdure en el tiempo.
Claro está que dependerá del tipo de necesidades que tengamos y deseamos, ya que no es lo mismo intentar construir un edificio de viviendas de 8 pisos o una cabaña en la montaña. Hasta probablemente los materiales que requeriremos para construirlo se deberán ajustar a la geografía de la zona donde se erguirá dicho emprendimiento.
Si nosotros somos los creadores y constructores, tenemos la responsabilidad de que todo encaje, que sea adecuado para que las personas puedan vivir y además que no se quiebre ni destruya con el primer viento que sople.
“Yo lo he despertado en justicia, y todos sus caminos allanaré. El edificará mi ciudad y dejará libres a mis desterrados sin pago ni recompensa dice el Señor” - Isaías 45:13
Para esto debemos conocer cada rincón del lugar y asignar un lugar específico para cada pieza y elemento. Debemos asentar una base sólida que permita sostener los cimientos que permitirán poder elevar la estructura al nivel deseado.
Construir confianza en una relación, ya sea de trabajo o de pareja resulta una tarea cotidiana. Donde debemos ofrecer y ceder. Entendiendo que la otra persona se formó y se crió de un modo totalmente distinto a nosotros. Debemos acoplarnos y generar un puente entre nuestros actos, acciones, miradas, palabras y hasta muchas veces debemos hacer lo más difícil que resulta comprender al otro u otra.
“Bendito el hombre que confía en el Señor y pone su confianza en él.”Jeremías 17:7.
Este tipo de desarrollo vincular se manifiesta y se retroalimentan de un modo recíproco: no podemos esperar recibir sin antes dar. No debemos pretender que el otro me entiende porque no nos conoce y tampoco debemos anticiparnos y tener un prejuicio sobre sus creencias o necesidades. Ahora bien, elevemos un poco nuestro espíritu y pensemos para nuestros adentros ¿Qué sucede con nuestra construcción con el Espíritu Santo? ¿Estamos realizando todas las tareas necesarias para estar y entender nuestra devoción a la Fe? Preguntas que empiezan a surgir si entendemos que en Dios encontraremos la firmeza y la mejor base para poder avanzar en nuestras vidas.
“En realidad, sin Fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que Él existe y que recompensa a quienes lo buscan“. - Hebreos 11:6
Él será el plano maestro de nuestra confianza y de nuestras decisiones. Jesús será el arquitecto que nos guie en la Tierra como en los Cielos, nos permitirá aprender de nuestros errores, podrá elevar nuestros conocimientos al máximo posible para comprender los anhelos de nuestros corazones, sin ataduras ni conflictos. Nos invita desde la Cruz a generar una apertura con un marcado propósito en la Fe sabiendo que el Espíritu Santo se encuentra en cada una de las personas que nos rodea.
“Ustedes lo aman a pesar de no haberlo visto; y aunque no lo ven ahora, creen en él y se alegran con un gozo indescriptible y glorioso, pues están obteniendo la meta de su fe, que es su salvación.” -1 Pedro 1:8-9
Reforzar el encuentro entre la Fe y nosotros es una tarea diaria. El vínculo debe construirse desde un lugar profundo de nuestro ser, intentando buscar que en nuestro interior se formen los cimientos donde el Espíritu Santo pueda sustentarse y crecer. Avivando la bondad de nuestros corazones mediante la palabra de Dios, la oración y la buena voluntad. Poder mirar al cielo y alimentar nuestras almas con la bendición de nuestro Padre Celestial nos dará confianza necesaria para vivir con el propósito divino marcado en cada acción y decisión que podamos tomar.