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En nuestro caminar como hermanas y hermanos en la Fe, enfrentamos pruebas que desafían nuestra fe y nos invitan a crecer espiritualmente. Este artículo, creado para nuestro blog de fe, explora las barreras que podemos encontrar en este viaje y cómo superarlas con la fortaleza que nos ofrece el Señor.
“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con la diestra de mi justicia.” Isaías 41:10
En nuestra vida espiritual, a menudo nos encontramos con sombras que intentan desviar nuestro rumbo hacia Dios. Entre ellas, el temor se presenta como una fuerza que puede paralizarnos, alimentándose de nuestras inseguridades y haciéndonos olvidar la promesa divina de protección. Este sentimiento, aunque humano, no debe dominarnos. La Palabra nos recuerda que el Señor nos ha dado un espíritu de fortaleza, amor y dominio propio, y al confiar en Su presencia, podemos enfrentar cualquier inquietud con valentía. Cuando el temor amenace con detenernos, debemos recordar que Dios camina a nuestro lado, guiándonos con Su luz.
“No nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” 2 Timoteo 1:7
Otro desafío que enfrentamos es la atracción de las tentaciones, que se presentan como pruebas en nuestro camino de fe. Estas pruebas, aunque difíciles, son oportunidades para fortalecer nuestra relación con el Señor.
Jesús mismo enfrentó tentaciones en el desierto, pero las venció con la verdad de la Escritura y la fortaleza del Espíritu Santo. Siguiendo Su ejemplo, podemos buscar la ayuda divina para resistir, confiando en que Dios siempre provee una salida (1 Corintios 10:13). Al enfrentar estas pruebas con oración y dependencia de Cristo, nuestro espíritu se renueva y nuestra fe se solidifica.
“Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá.” Mateo 7:7
La incertidumbre también puede surgir en nuestro viaje espiritual, especialmente cuando nos sentimos distantes del Señor o enfrentamos preguntas sin respuesta. Esta incertidumbre no es un error en sí misma, pero si la dejamos crecer, puede debilitar nuestra confianza en Dios. En esos momentos, debemos acercarnos a Él con un corazón abierto, buscando respuestas en Su Palabra y en la comunidad de creyentes.
Además, a veces nosotros mismos nos convertimos en nuestro mayor obstáculo, cuando nuestras decisiones o debilidades nos alejan del camino de la fe. La humildad nos permite reconocer nuestras fallas y buscar la gracia de Dios, que nos transforma y nos ayuda a avanzar con un espíritu renovado.
“Estén atentos y en guardia contra toda clase de avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes.” Lucas 12:15
En nuestra búsqueda de crecimiento espiritual, es fácil caer en la trampa de enfocarnos únicamente en el futuro, descuidando las lecciones del presente. Sin embargo, Dios nos llama a vivir cada día con gratitud, confiando en Su plan para cada momento. Asimismo, debemos estar alerta ante las trampas del enemigo, que busca desviar nuestro corazón con ilusiones y distracciones.
La oración constante, el estudio de las Escrituras y el apoyo de nuestra comunidad de fe nos equipan para discernir la verdad y permanecer firmes. Al enfrentar estos desafíos con la ayuda de Cristo, encontramos un camino de crecimiento que nos acerca cada vez más a Su corazón.