Estas dos fuerzas juntas pueden mover montañas y ayudarnos a recuperar nuestro equilibrio espiritual. En el siguiente artículo podremos conocer el modo de incorporar diariamente versículos para seguir por la senda del Padre Celestial.

"Cobren ánimo y ármense de valor, todos los que en el Señor esperan." Salmo 31:24

En contraste con la madera, un material que no decide su propio destino, los seres humanos somos arquitectos de nuestras elecciones.

La madera no elige el lugar donde crecer, el agua que la nutre, ni la intensidad del sol que la ilumina. No decide cuándo detener su crecimiento ni la forma en que será utilizada. En cambio, nosotros, con la gracia del Señor, tenemos la capacidad de moldear nuestro propio destino a la luz del Espíritu Santo.

La historia de nuestras vidas se teje con lecciones y momentos que Dios coloca en nuestro camino. Conservamos el don de decidir quiénes seremos, guiados por la influencia del Espíritu Santo.

Asegurarnos de ser tan nobles y esperanzados como la "buena madera" se convierte en una tarea diaria que nos acerca a la recompensa divina del Padre Celestial.

La "buena madera" es aquella que, al ser utilizada, no pierde su forma ni cede ante las presiones. Analogamente, nuestra espiritualidad, la esperanza que llevamos en nuestras vidas, alimenta el amor por el Espíritu Santo.

"Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren." 2 Corintios 1:3-4

Nuestra proximidad con el Señor y la fortaleza que encontramos en su Gloria son los cimientos fundamentales para convertirnos en seres de luz. La pregunta que surge es inevitable: ¿de qué madera estamos hechos?

El destino de nuestra fe y amor propio no está sujeto al azar; depende del trabajo arduo y la dedicación constante para nutrir nuestro corazón junto a Dios.

Aunque una dosis de oportunidad pueda favorecer nuestro camino, no es el factor determinante. La voluntad y la fortaleza en la búsqueda de nuestros objetivos son cruciales. El Señor desea que tengamos el coraje necesario para realizar un trabajo talentoso y honrado con nuestra alma y corazón. El éxito radica en cómo abordamos la obtención de lo que anhelamos.

Es crucial reflexionar sobre cómo trabajamos, oramos y dedicamos tiempo para conectarnos con Jesús. También es esencial considerar nuestras interacciones con las personas en nuestro entorno familiar y social. ¿Qué huella dejaremos en aquellos que comparten el mismo amor por el Señor?

"Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas." Josué 1:9

Ser de "buena madera" es esencial para sentirnos seguros en nuestras decisiones de fe. La "buena madera" permanece fiel a su esencia, sin nudos ocultos que la vuelvan quebradiza. Es fuerte y flexible a la vez.

Recuerda que tu espíritu debe asemejarse a esta madera. Tu esperanza y fe iluminarán los momentos de incertidumbre en tu camino. Los oscuros pensamientos, alejados del Señor, pueden ser disipados al enfocarnos en las bendiciones de Dios.

"El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes." Deuteronomio 31:8

La oración se erige como el medio más confiable para acercarnos al Padre Celestial. Crecer en salud espiritual y fortaleza lleva tiempo, pero con Jesús como compañero de viaje, es un trayecto lleno de significado. ¿Te has convertido en "buena madera"? Si no es así, aún estás a tiempo. Continúa tu trabajo junto a la gloria del Espíritu Santo. Vuélvete fuerte y confiable, siguiendo el ejemplo de Jesús. Acércate a tu familia, amigos y ten confianza en tus elecciones. Aspira a ser la persona que deseas ser, siempre junto al Señor.