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La tentación acecha en cada rincón y trata de desviarnos del buen camino del Señor. Aprende a combatirla usando estas poderosas armas.
“Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir.” 1 Corintios 10:13
Detección. Antes que nada debemos tener en claro de qué hablamos cuando hablamos de tentación. Creo que una buena y simple manera de expresarlo es referirnos a todo aquello que nos aleje del camino del Señor, del camino que nosotros elegimos y que con tanto sacrificio nos hemos mantenidos firmes en él.
“Dichoso el que resiste la tentación porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a quienes lo aman.” Santiago 1:12
Evasión. Una vez detectada la tentación, hemos de poner todos nuestros recursos y activarlos con el fin de evadir su espectro de poder. Recordemos que nada nos afectará si no estamos dentro de su radio de acción, es por eso que muchas veces no debemos tratar de poner a prueba nuestro espíritu por cuenta propia, sino esperar a que sea Dios quien decida ponernos a prueba: mientras tanto, evitemos toda potencial ocasión de tentación.
“Que nadie, al ser tentado, diga: Es Dios quien me tienta. Porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni tampoco tienta él a nadie.” Santiago 1:13
Prevención. Pero ahora, ¿qué es lo que nosotros podemos hacer desde nuestro humilde lugar como para prevenir los constantes ataques representados en la imagen de la tentación? Pues nada más que mantenernos firmes en nuestra convicción de servir al Señor; haciendo todo aquello que acostumbramos hacer para seguir su camino: orar, ser generosos y agradecidos; pedirle constantemente que nos haga personas fuertes y de bien y, por sobre todas las cosas, que no nos abandone nunca en esta lucha constante.
“Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado.” Gálatas 6:1
Oración. Otra arma con la que contamos pero que en muchas ocasiones no sabemos cómo utilizar. El poder combativo de la oración muchas veces es tomado, erróneamente, como un mantra que se repite constantemente, un grupo de palabras que repetimos sin sentido, confiados en que el volumen de nuestra voz alejará todos los males que nos acosan. Pues no, una oración bien sentida desde el corazón hará la diferencia. Haz la prueba y verás.
“Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado.” Hebreos 4:15
Acción. Algo que es sumamente importante una vez que nos deshagamos de la tentación, es lógico que no queramos que esta vuelva otra vez, es por eso que es de suma importancia compartir lo que hemos aprendido para que a otros les pueda ser de ayuda. Todo aquello que a ti te haya servido, puede serle de gran ayuda a quien se encuentra transitando por un camino de dudas. Tal vez esa persona sólo necesite una palabra de aliento o alguien quien lo escuche.