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Levántate Ahora y Siente el Amor

No importa qué te suceda, tienes la capacidad de salir ahora mismo. Aprende a retomar la senda del bien y de la luz con el siguiente artículo.

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"Cuando me vi abrumado por la angustia, tú me brindaste consuelo y alegría." Salmos 94:19

¿Qué actitud debemos tener cuando queremos dar ese salto de Fe y no sabemos por dónde empezar?

Es natural y sucede en todo momento de nuestra vida, los escenarios o situaciones nos muestran algo con lo que nunca experimentamos antes.  Es parte del equilibrio lógico de la existencia,  algo que deberemos vivenciar y superar para aprender una lección. Ese aprendizaje es la base fundamental del Espíritu Santo.

Cuando comprendemos que El Señor quiere que incorporemos algo nuevo en nuestro recorrido, podremos renovar la esperanza con su ayuda.

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“Por tanto, confesaos vuestros pecados unos a otros, y orad unos por otros para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede lograr mucho” Santiago 5:16

Si leemos la Palabra Sagrada, notaremos que una de las responsabilidades de Jesús en vida fue la de enseñarle a sus discípulos a superar las adversidades.

De eso se trata también nuestra cotidianeidad junto a Dios. No importaba el problema, ni dónde, el Espíritu Santo reina en todas partes y se conecta con nuestra vida.

Aquí es donde debemos reconocer la Gloria de Dios y todos los momentos en los que nos sentimos parte de su creación. En quien nos debemos apoyar y sentirnos totalmente aceptados y seguros: en el Padre Celestial.

Tanto Jesús como cada hijo e hija del Padre Celestial hemos sido bendecidos por Él, con talentos, dones y propósitos diferentes en la vida. Por este motivo es que no debemos mostrarnos alejados de la Fe, ni sintiendo un desequilibrio espiritual por las tristezas y la oscuridad.

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"Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará. Hará que tu justicia resplandezca como el alba; tu justa causa, como el sol de mediodía." Salmo 37:5-6

Puedes entonces aprovechar este impulso de Fe, haciéndote cargo de generar tu propio bienestar.

Pregúntate cuál es tu grado de conformidad con tus necesidades espirituales, con lo que haces a diario, con tus momentos individuales de oración, con tus esfuerzos cotidianos para acercarte al Espíritu Santo.

Mide tus sensaciones y tus capacidades: piensa en ésto el tiempo que sea necesario. Analiza si las personas que tienes cerca te pueden ayudar.

Una vez que tengas toda esta información valiosa, es momento que tomes una decisión que será un cambio de vida rotundo. 

El Señor apoya los cambios que decidas emprender. Busca información, consulta, asesórate y seguramente encontrarás el modo de modificar aquellos aspectos que no te satisfacen en tu sendero de Gloria.


“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Romanos 8:28

Estemos siempre con intenciones de perdonar y ser perdonados y perdonadas.

La solución a aquello que nos tiene a mal traer esta a una palabra: Dios.

Cubramos con Amor las heridas producidas y recibidas. Vivamos en la Paz que nos enseña El Señor, alejando los sentimientos de revancha y rencor.

Podemos ser hermanos y hermanas caminando en la oscuridad, omitiendo la palabra de Dios sin recibir las bendiciones de luz y perdiéndonos de la gratitud de ayudar a otro sin recibir nada a cambio.

¿Deseamos apagar entonces la luz que ilumina nuestras decisiones y caminos? Podemos desviarnos y estar ciegos de modo temporal, pero no debemos permanecer eternamente creídos de que este es nuestra única manera de seguir adelante.




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