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Evitar la mirada fatalista de que nada está bien cada vez que nos enfrentamos a una derrota puede traducirse, entre otras cosas, en una falta de auto conocimiento que nunca nos lleva a buen puerto.
“El que salga vencedor se vestirá de blanco. Jamás borraré su nombre del libro de la vida, sino que reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles.” Apocalipsis 3:5
Ve las derrotas como nuevas oportunidades. Sentarnos a lamentarnos por aquello que no ha salido como queríamos se traduce como una pérdida de tiempo, un mal uso de aquello con lo que Cristo nos bendice a diario y que bien podríamos usarlo a nuestro favor al ver las derrotas como nuevas chances para lidiar con aquellos problemas que a menudo se nos presentan.
“Al que salga vencedor le daré el derecho de sentarse conmigo en mi trono, como también yo vencí y me senté con mi Padre en su trono.” Apocalipsis 3:21
Aprende de las derrotas. Es importante, cuando nos toque vivir una derrota, preguntarnos qué fue lo que salió mal o, mejor dicho, de la manera que lo esperábamos. De esa manera estaremos conociendo la situación a fondo, aprendiendo de los errores cometidos lo necesario para no volver a cometerlos en un futuro.
“Ustedes, queridos hijos, son de Dios y han vencido a esos falsos profetas, porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo.” 1 Juan 4:4
Mantente firme en la oración. Una buena idea es utilizar la oración como método de introspección, estrechando de esa manera el vínculo que nos une con nuestro Santo Padre. De esa manera no solamente lograremos acercarnos a Él desde la intimidad de la oración, sino que también lograremos conocer Su opinión al respecto, lo que seguramente nos dé una nueva perspectiva.
“Pelea la buena batalla de la Fe; haz tuya la vida eterna, a la que fuiste llamado y por la cual hiciste aquella admirable declaración de Fe delante de muchos testigos.” 1 Timoteo 6:12
Busca consejo Divino. Asimismo, es mediante la oración, que podemos obtener el beneficio de contar con el Santo consejo de parte de Cristo. Su visión altamente contemplativa y misericordiosa nos dará la claridad necesaria para eliminar toda culpa de nuestro interior y así evitar que la misma genere sentimientos negativos que en un futuro nos hagan desviarnos de Su camino.
“Yo les he dicho estas cosas para que en Mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.” Juan 16:33
Toma como ejemplo a Cristo. Porque es bien sabido que por momentos podemos llegar a encontrarnos sin saber qué hacer o hacia dónde ir, y es entonces donde sólo hay una salida posible sin correr el riesgo de fallar: mirar hacia Cristo. Él es la perfección en sí; Él conoce el pasado y el futuro, así como también conoce nuestro verdadero potencial, aún antes de que lleguemos a alcanzarlo. Es por eso que es imperioso, por momentos, tomar a Dios como ejemplo a seguir y modelo a imitar.