La importancia de estar atentos a las señales que Dios nos presenta en nuestra vida. Apréndelas en el siguiente artículo para sanar rápidamente las heridas del pasado.

"Compórtense sabiamente con los que no creen en Cristo, aprovechando al máximo cada momento oportuno. Que su conversación sea siempre amena y de buen gusto. Así sabrán cómo responder a cada uno." Colosenses 4:5-6

El Señor nos muestra situaciones que funcionan como alertas y oportunidades de aprendizaje, para que podamos situarnos en el lugar y en el momento adecuado para acercarnos a la fe.

Es fundamental que logremos ser conscientes de nuestras emociones, sensaciones y sentimientos, ya que son indicadores de las cuestiones verdaderamente importantes en nuestra existencia. El amor por el Espíritu Santo, la fe, la esperanza y el amor hacia nuestros semejantes son aspectos fundamentales en nuestra vida.

Cuando vivimos en piloto automático, dejamos de ser conscientes de lo que nuestros pensamientos y emociones nos están revelando. Ha llegado el momento de despertar a una espiritualidad diferente y conectarnos profundamente con Dios.

"Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: —Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida." Juan 8:12 

Reconocer nuestros límites, necesidades y emociones en relación con nuestro entorno es el primer paso para tomar las riendas de nuestra vida espiritual. Algunos pensamientos pueden permanecer por un tiempo, pero otros, así como ciertos comportamientos del pasado, deben caducar para que podamos evolucionar y crecer en nuestra fe.

Es el momento de abrir nuestros corazones al Salvador y dejar que su luz brille en nosotros. Seamos conscientes de que nuestros pensamientos determinan nuestras intenciones, así que seamos fieles al Señor y a su verdad. Esto no solo nos dará libertad, sino que también nos conectará con nuestro bienestar más profundo. Es hora de conectarnos con ese amor que Dios nos brinda.

Es el momento de construir una realidad saludable juntos, pero primero es importante que establezcamos definiciones claras en nuestras vidas. Amar y cuidarnos a nosotros mismos es el acto revolucionario más grande que existe, ya que, para entregarnos a los demás y al Señor, primero debemos cuidarnos de manera especial.

"Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó." Romanos 3:23-24

Seamos sinceros y determinemos cuánto compromiso y entrega estamos dispuestos a invertir en la consolidación de nuestra fe. Lo mejor es construir una relación basada en el respeto mutuo entre Dios y nosotros, reconociendo nuestras necesidades y compartiendo con el Señor nuestros verdaderos anhelos, a través de la oración.

Si sientes que es el momento adecuado, te animo a innovar en tu vida espiritual, buscando nuevos espacios que te generen una mayor conexión con tu espiritualidad y tu fe. Tal vez puedas dedicar momentos de soledad para leer la Biblia o explorar nuevas interpretaciones que fortalezcan tu conocimiento y comprensión.

Es esencial mantener un equilibrio entre nuestras actividades cotidianas, ya sea en el trabajo, el hogar u otras áreas de nuestra vida. No debemos convertir en fanatismo aquellas prácticas que nos conectan con el Señor. Simplemente necesitamos mantener una constancia saludable y un equilibrio para comprender en qué momentos estamos experimentando un aprendizaje espiritual, y en cuáles sentimos que la gloria de Dios llega a nuestro ser.

"Sigan por el camino que el Señor su Dios les ha trazado, para que vivan, prosperen y disfruten de larga vida en la tierra que van a poseer." Deuteronomio 5:33

Dejemos atrás las aflicciones del pasado, ya han quedado atrás. Ahora es momento de mantener un buen ritmo y una buena actitud hacia el Espíritu Santo. Recordemos dar gracias al Señor, honrarlo y permitir que la oración recargue nuestras energías, para que cada día comencemos con un fuego interno renovado, motivados por el amor divino.

Comprometámonos con nuestra sanación emocional y espiritual. Un momento excelente se acerca, en el que podemos encomendar nuestros corazones al Espíritu Santo. Abramos los ojos, Él está frente a nosotros, esperando que lo recibamos con alegría y entrega.

Que la paz y el amor del Señor nos acompañen en este viaje de crecimiento espiritual. Que nuestra fe se fortalezca y nuestra conexión con Dios se profundice cada día.