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Encontrando la Gracia de Dios en Tiempos de Crisis es la clave para recobrar la confianza en Tí. Siente el modo de reparar ese escudo natural de tu vida con los siguientes versículos.
“No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús". Filipenses 4:6-7
En una sociedad hiperconsumista, abrumada por la sobreinformación y sumida en los desafíos de la cuarentena, muchos hermanos en la fe se enfrentan a la tentación de abandonar la Gracia de Dios. Esta situación provoca una pérdida de confianza en uno mismo y, por ende, en nuestro Padre Celestial. Ante estas pruebas, debemos reaccionar rápidamente y acercarnos a Dios de manera simple, auténtica y sincera.
En momentos de crisis, lo primero que debemos hacer es buscar a Dios conscientemente, con una actitud positiva y sincera. A través del poder de la oración, busquemos Su Palabra Sanadora, aquella que nos devuelve al sendero de Luz que Él nos ha preparado con Su Infinito Amor. La oración es nuestra conexión directa con Dios y una fuente de fortaleza espiritual en tiempos difíciles.
“Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús”. 1 Tesalonicenses 5:16-18
Otra actitud clave es no dejar que la inacción se apodere de nosotros. La inactividad puede llevarnos a estados depresivos, de incomunicación y evasión a través de excesos. Recordemos que sin esfuerzo es imposible cambiar las circunstancias adversas. La ausencia de acción nos lleva a la confusión y puede derivar en actos de arrogancia y soberbia. Dios nos creó para trabajar, y a través del esfuerzo genuino, alcanzamos nuestras metas y cumplimos Su propósito para nuestras vidas.
Para que el esfuerzo y la acción tengan sentido, debemos confiar de todo corazón en la Eterna Gracia y Perfecta Palabra de Dios. Nuestra fe en Él nos guía y nos da la fuerza para superar cualquier obstáculo. La confianza en Dios es fundamental para mantenernos firmes en nuestra fe y propósito.
Un aspecto crucial en nuestra relación con Dios es desarrollar un Espíritu de Gratitud. Cuando nos acercamos al Señor, reconocemos que Él siempre ha estado a nuestro lado, escuchándonos y brindándonos cobijo a pesar de nuestras dudas y enojos. Dios nos bendice con la vida, llena de buenos y malos momentos, y utiliza nuestras pruebas para fortalecer nuestra fe y compromiso en Él.
“Yo pongo toda mi esperanza en El Señor; mi alma espera en él, confío en su palabra.” Salmos 130:5
Al tomar medidas basadas en las enseñanzas de Dios, comenzamos a ver las cosas con más claridad. Celebramos que caminamos junto a nuestro Padre Celestial, renovando y dándole sentido a nuestros deseos y metas. La esperanza en Dios no es algo ilusorio e inalcanzable; es una expectativa segura en Su Gracia. Nuestra esperanza se fortalece cuando mantenemos el contacto con Dios y confiamos en Su plan y propósito para nuestras vidas.
En tiempos de crisis, es esencial mantener nuestra fe y confianza en Dios. A través de la oración, la acción, la gratitud y la esperanza, podemos superar cualquier desafío y encontrar la paz y el propósito que Dios tiene para nosotros. Sigamos confiando en Su Gracia y buscando Su guía en todo momento.
“Confía en Él Señor, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad”. Salmos 37:3
Jesús, en su sacrificio en la cruz, nos dejó una lección de amor y confianza que trasciende el tiempo. A pesar del sufrimiento y la agonía que enfrentó, Jesús nunca perdió la fe en Dios. Esta declaración no solo es una expresión de fe, sino también un acto de entrega total a la voluntad de Dios. En momentos de extrema angustia, Jesús nos mostró que la verdadera confianza en Dios implica entregarnos completamente a su plan, sabiendo que su amor y su propósito para nosotros son perfectos.
Esta confianza que Jesús demostró nos da un ejemplo claro de cómo debemos enfrentar nuestras propias pruebas. Al recordar su sacrificio, podemos encontrar consuelo y fortaleza para superar nuestras propias dificultades. Jesús nos enseñó que, a pesar de las adversidades, el amor de Dios permanece constante y su gracia nos sostiene.
Así como Jesús confió en el Padre en su momento más crítico, nosotros también podemos confiar en que Dios nos guiará y nos sostendrá a través de nuestras pruebas.