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La confianza depositada en los pilares fundamentales de la vida nos ayudará a seguir adelante por el camino de la iluminación. Encuentra en el siguiente artíuclo la manera de reconectar con el perdón en tu vida.
“Por tanto, hermanos, sepan que por medio de Jesús se les anuncia a ustedes el perdón de los pecados. Ustedes no pudieron ser justificados de esos pecados por la ley de Moisés, pero todo el que cree es justificado por medio de Jesús.” Hechos 13:38-39
En nuestro día a día y en la senda del Señor, nos encontramos con encrucijadas y desafíos que ponen a prueba nuestra fe y nuestra capacidad de resiliencia. Es en estos momentos cuando la importancia de reforzar los pilares de nuestra vida cristiana se vuelve más evidente. Entre estos pilares, el amor y el perdón se erigen como piedras angulares de nuestro crecimiento espiritual.
El amor, en todas sus manifestaciones, es la respuesta fundamental a las adversidades y las situaciones complejas que enfrentamos. El amor por el Señor, reflejado en su ejemplo de bondad y compasión, nos impulsa a ser mejores personas y a actuar con la guía de sus enseñanzas.
El amor del Padre Celestial, derramado sobre nosotros, nos motiva a llegar más lejos, a superar obstáculos y a construir una vida más plena. Su mensaje de amor resuena con mayor claridad y fuerza cuando lo transmitimos con acciones y palabras llenas de compasión y esperanza.
“Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: ―Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces? ―No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces —le contestó Jesús—.” Mateo 18:21-22
Es entonces el amor como respuesta a todo el legado con el que Dios nos bendice. Su mensaje es más claro y más duradero desde la visión del amor. Resulta ser más escuchado y mejor transmitido si hacemos y decimos las cosas con el amor y la esperanza necesarios para crecer y aprender del Espíritu Santo.
La humildad con la que nos movamos y avancemos en las decisiones cotidianas de la vida nos ayudará a reconectar con aquellas personas que nos rodean y que nos muestran maneras de vivir la vida de un modo diferente.
Lograr disponer de nuestra mente y de nuestros sentimientos de un modo abierto y receptivo nos ayudará a comprender a quienes nos ofenden y muchas veces nos pueden llegar a decir o hacer algo fuera de lugar.
“Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra.” 2 Crónicas 7:14
Tomar la decisión de andar por la senda de luz del Señor, nos iluminará para actuar y comprender que, las personas que se encuentran en este momento necesitan mucha humildad para reconocer el error cometido y, por nuestra parte, también se necesita humildad para dejar de lado la ofensa y enfocarnos en nuestro camino de superación personal.
Al intentar perdonar a quienes nos ofenden, podremos descubrir verdaderamente una versión nuestra que puede que hayamos olvidado en el pasado.
Perdonar verdaderamente, no es una tarea fácil de llevar a cabo y, lo que es más, implica un compromiso enorme de nuestra parte a largo plazo.
Comenzando con un aspecto que sinceramente escapa a toda lógica pero que, como muchas veces lo hace el Señor, se pone en práctica de una manera diferente.
“No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.” Filipenses 4:6-7
Por último y lo más importante para poder afianzar los pilares de la aceptación, la empatía y el perdón hacia el prójimo es el agradecimiento.
Agradecer, pedir ayuda ante estas situaciones que parecen problemáticas en nuestra vida. pero que en realidad se trata de hechos y momentos donde se busca ponernos a prueba y aprender del Espíritu Santo.
Presupone un acto de humildad necesario para seguir adelante y saltar esas barreras del prejuicio que tanto daño hacen. Nuestro Padre Celestial nos ayuda a crecer internamente, a expandir el amor y el corazón repleto de Fe y esperanza.
Considerando la importancia del agradecimiento como algo que nos permite creer cada día más en la sanación universal del Espíritu Santo.