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San Valentín, una fecha que ha sido retransformada con el tiempo y que ha perdido su verdadero significado. En este artículo, exploraremos el verdadero sentido detrás de esta celebración, que va más allá de simples regalos y mensajes de amor.
“Cus fue el padre de Nimrod, conocido como el primer gran guerrero de la tierra, quien llegó a ser un valiente cazador ante el Señor. Por eso se dice: «Como Nimrod, valiente cazador ante el Señor».” Génesis 10:8-9
Más allá de todos los momentos del año donde podemos compartir el amor con nuestras esposas, esposos y parejas, debemos recordar el verdadero significado de esta celebración.
Valentín es un nombre latino que proviene de la palabra valens, que significa "ser fuerte, valiente, grande y poderoso". En la Biblia, encontramos una descripción de un personaje con estas características, y es precisamente esta figura la que se celebra el 14 de febrero.
Este hombre desafió a Dios y fundó Babel, según se explica en el libro del Génesis.
Pero ¿cómo es que San Valentín se ha convertido en una fecha en la que se celebra el amor y las parejas?
“No aprendan ustedes la conducta de las naciones, ni se aterroricen ante las señales del cielo, aunque las naciones les tengan miedo. Las costumbres de los pueblos no tienen valor alguno” Jeremías 10:2-3
La respuesta es que la fecha debe ser un recordatorio para celebrar el amor, el respeto y el valor necesarios para seguir el camino del Espíritu Santo.
Nuestro Padre Celestial nos advierte sobre ciertos personajes o costumbres que no están alineados con nuestras creencias espirituales, y es gracias a su guía que podemos encontrar el reparo y el consuelo necesarios para continuar en nuestro camino de iluminación.
Es importante recordar que debemos celebrar el amor entre el Señor, Jesús y cada uno de sus hijos e hijas.
El amor que recibimos en cada bendición y oportunidad para crecer debe ser agradecido en oración, y nuestras relaciones con el Espíritu Santo deben ser cuidadas y cultivadas.
“El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor” 1 Juan 4:8
Si dedicamos cada día a ser mejores personas, nutriéndonos con la fe y recobrando la esperanza de que junto a Dios todo será mejor, entonces estaremos celebrando el amor dentro de nuestros corazones.
No es necesario una fecha especial para agasajar al Señor ni a los seres queridos que nos acompañan en la vida. El amor es un sentimiento poderoso y único que nos ayuda a superar cualquier problema o tránsito negativo.
Es más importante amar al prójimo sin importar la forma que sea, reconstruir esa "valentía" que nos fortalece junto al Señor, y ser "grandes" y "poderosos" como nos enseñó Jesús en la cruz.
“Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz.” Efesios 4:3
San Valentín es una fecha que, a pesar de su origen y su significado original, ha sido retransformado en una celebración superficial y materialista que se centra en los regalos y las demostraciones externas de amor.
Sin embargo, esta fecha también puede ser una oportunidad para reflexionar sobre el verdadero significado del amor y cómo podemos fortalecer nuestras relaciones con Dios y con los demás.
En lugar de enfocarnos en los regalos materiales, debemos centrarnos en la calidad de nuestras relaciones y en cómo podemos mejorarlas. El amor verdadero no se trata de tener cosas, sino de tener una conexión profunda y significativa con los demás.
Debemos esforzarnos por ser personas cariñosas y compasivas, que brinden apoyo y consuelo a aquellos que nos rodean.
“Les suplico, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos vivan en armonía y que no haya divisiones entre ustedes, sino que se mantengan unidos en un mismo pensar y en un mismo propósito.” 1 Corintios 1:10
Además, nunca olvidemos que el amor verdadero no se limita solo a nuestras relaciones románticas, ya que debemos extenderlo a todas las personas que nos rodean, incluyendo a nuestra familia, amigos y colegas. Debemos ser conscientes de las necesidades de los demás y esforzarnos por ayudarles en todo lo que podamos.
Finalmente, es importante recordar que el amor no puede existir sin fe y esperanza. La fe nos permite conectarnos con Dios y encontrar consuelo en tiempos difíciles.
La esperanza nos brinda la motivación y la fuerza necesarias para seguir adelante y superar los obstáculos que se nos presentan. Debemos cultivar nuestra fe y nuestra esperanza para poder amar de manera más profunda y significativa.
Al hacerlo, estaremos honrando el verdadero significado de San Valentín y demostrando el amor verdadero por Dios y por los demás.