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Uniones Que Suman Amor

Muchas veces olvidamos el poder de nuestro núcleo principal de construcción amorosa. Conoce el modo de acercarte a tus seres queridos en el siguiente artículo.

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"Que el Señor los haga crecer para que se amen más y más unos a otros, y a todos, tal como nosotros los amamos a ustedes." 1 Tesalonicenses 3:12 

Crear relaciones genuinas y saludables con los compañeros requiere un compromiso continuo. Para poder vivir en paz con los demás, es muy importante que no tomemos esta declaración y le demos más importancia de la que merece en nuestro caminar con el Señor.

Es importante recordar que si queremos demostrar el amor que nos enseña la Palabra de Dios, debemos centrarnos en las sucesivas cosas que debemos emprender y mejorar a lo largo de nuestra vida.

La armonía en nuestras relaciones con los demás es muy importante. El encuentro en paz con nuestros hermanos nos hace felices y satisfechos. 

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“En todo tiempo ama el amigo; para ayudar en la adversidad nació el hermano”. Proverbios 17:17

En un mundo donde los medios de comunicación y las redes sociales promueven fuertemente la elección, esta puede ser una tarea difícil. Para ello, debemos estar dispuestos a escuchar, comportarnos, expresar nuestros sentimientos con respeto y la verdad de nuestro corazón, ser amables, respetuosos y tener la sabiduría necesaria para apartarnos de lo que se necesita.

Al desarrollar en nosotros los dones de la humildad, la paciencia y la obediencia, nos acercamos a lo que nos enseña la Palabra del Altísimo. Nuestro Padre Celestial quiere que compartamos nuestra vida con nuestros hermanos y hermanas de una manera real y honesta.

Dios nos creó para vivir en comunidad, para compartir nuestra alegría, pero también nuestras cargas son muy pesadas. Para ello es importante que escuchemos de todo corazón lo que nos dicen nuestros hermanos, porque la Palabra de Jehová está presente en nuestra vida.

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“Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria, la victoria y la majestad. Tuyo es todo cuanto hay en el cielo y en la tierra. Tuyo también es el reino, y Tú estás por encima de todo.” 1 Crónicas 29:11

A veces solo escuchamos lo que nos interesa o nos llama la atención. Por lo tanto, es importante tener una actitud positiva y constructiva.

Por otro lado, debemos ser honestos con los demás, hablar claro y tratar de no ofender al hablante. La forma en que miramos un determinado evento puede no estar de acuerdo con lo que otra persona quiere escuchar. Sin embargo, si hablamos con la confianza de que estamos hablando bajo la dirección de nuestro Padre Celestial, no debemos tener miedo.

Cuando, por una respuesta sincera y amorosa, somos enojados o insultados por nuestro hermano, o hermana,  no debemos dudar en escuchar la señal que Dios nos ha enviado, que nos invita a detenernos a tiempo para trabajar, para que no nos arrepintamos de lo que podemos decir o cómo podemos reaccionar ante este hecho. Debemos creer que Cristo obrará por cada uno de sus hijos e hijas.


“Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. De hecho, esto es la ley y los profetas”. Mateo 7:12

Mientras escuchamos a nuestros hermanos y les evitamos asuntos importantes, debemos dedicarles tiempo y respeto. Cuando escuchamos o sentimos, sanamos y aliviamos nuestra ansiedad.

Escuchemos Su voz para ser los mejores instrumentos que podamos ser en Sus manos. Que nuestra disposición a relacionarnos en armonía con nuestros hermanos sea un reflejo del amor y la paz que Dios desea para todos sus hijos.

No debemos tomar tales comentarios como un signo de debilidad. A lo largo de nuestra vida, tendremos momentos más difíciles que otros. En tierra fértil los frutos de la Palabra de Jehová crecen sin impedimento, pero en lugares donde hay mucho odio debemos usar la paciencia para reavivar la luz del amor de Cristo.

No existe el tiempo de calidad. Este consejo aplica no sólo a los padres sino a los hijos también y a todos nuestros seres queridos.

No existe el llamado “tiempo de calidad”, que dicta que media hora de juegos en plena concentración con los hijos puede suplir cinco horas de compañía. El tiempo que realmente importa es el que tú le dedicas a tu familia, ¿qué estás esperando?




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