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El Milagro que Revive el Espíritu

La Navidad es una fecha especial y única que nos reúne en comunión con la familia. Es un momento oportuno para perdonar y comprender que este acontecimiento es un milagro.

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La palabra Navidad viene del latín "Nativitatem", que significa "nacimiento". De esta misma raíz viene la palabra "Natividad", que significa "natalicio". De esta manera, "natalicio" y "Navidad" se utilizan para denominar el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo en Belén, que significa "lugar donde nace el pan".

La Biblia no nos da una fecha exacta del nacimiento de Jesús, por lo que no se podía asignar un momento adecuado hasta que se adoptó la tradición romana de alinear la celebración con el "sol Invicti frente a la oscuridad", que se celebra el 25 de diciembre. De esta manera, el nacimiento de Jesús marcó un antes y un después en el desarrollo del Espíritu Santo en la Tierra.

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Encontramos una descripción única de ese momento en Mateo 1:18-25, Lucas 2:1-20, Isaías 7:14, 9:6. Estos pasajes nos relatan que el niño que nació esa noche fue un milagro de la creación de Dios. Con un manto preexistente en el reinado celestial, el creador se reveló a los seres humanos para que lo adoren y aprendan de la Fe.

La Navidad tiene un significado bíblico que trasciende el significado actual de las fiestas que se celebran en todo el mundo. La llegada de una vida nueva en cualquier lugar significa amor puro. Dar y recibirlo, sin dudar que esta nueva criatura nos necesita y nosotros aprenderemos e incorporaremos este sentimiento en nuestros corazones. En este caso particular, se trata del amor de Dios que ha llegado a la Tierra.

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Esta celebración debe reunirnos y permitirnos recibir las bendiciones del Padre Celestial. Debemos revindicar las tradiciones de la familia, recordando que "de pronto, una multitud de seres celestiales apareció junto a los pastores y alababan a Dios con estas palabras: ¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres" Lucas 2:13-14.

Los más pequeños, que están deseosos de regalos y dulces, son los que más deben incorporar el valor de esta fiesta. Debemos aprovechar este espacio de comunión para agradecer la unión fraternal y depositar en oración el valor del Espíritu Santo. "Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado" Isaías 9:5-6


En la actualidad, es importante repensar la celebración de la Navidad. Otorgando un valor indispensable en la vida de la comunidad, el nacimiento de Jesús se ha convertido en algo que no se condice con la ceremonia sencilla y discreta que se llevó a cabo en su momento. La Navidad ha sido comercializada y está llena de consumismo, alejándonos de su verdadero significado.

Es importante recordar que la Navidad es el momento en que el amor de Dios se hizo carne y vino a vivir entre nosotros. Debemos aprovechar esta oportunidad para acercarnos a Dios y a nuestros seres queridos. La Navidad es una ocasión para compartir el amor, la paz y la alegría que Jesús trajo al mundo.

En lugar de enfocarnos en el consumismo y en la obtención de regalos, debemos centrarnos en el verdadero significado de la Navidad. Debemos tomar el tiempo para orar y reflexionar sobre la venida de Jesús a la Tierra. Debemos compartir el amor y la bondad con los demás, ya que esto es lo que Jesús nos enseñó.


La Navidad es una fecha especial y significativa en la historia de la humanidad. Es el momento en que Dios se hizo carne y vino a vivir entre nosotros. Debemos recordar su significado y aprovechar esta oportunidad para acercarnos a Dios y a nuestros seres queridos, compartiendo el amor y la bondad que Jesús nos enseñó.




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