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Sal al Encuentro de Tu Destino

Si sientes que este es el momento de avanzar, encontrarás muchas respuestas aquí y ahora. Podrás incorporar nuevos ejemplos a tu vida navegando el siguiente artículo.

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"Bendito el hombre que confía en el Señor y pone su confianza en él. Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto." Jeremías 17:7-8

Sal al encuentro de lo que te está destinado, con la Fe  y la esperanza de que será algo bueno para ti. Si te mantienes con duda, con sensaciones retraídas, nada de lo maravilloso que está previsto por el Señor podrá concretarse.

Debes ir por esa sensación de felicidad y amor que te brinda construir tu paraíso junto a Jesús ahora mismo. Puedes planear muchas cosas para tu vida y tu futuro, pero si no te empeñas en hacer que suceda, nada tendrá posibilidad de llevarse a cabo.

El Señor estará siempre en tu camino guiándote, no te quedes atrás, la vida está plena de propuestas para ti, debes moverte hacia ellas. 

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"En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas." Gálatas 5:22-23

Cuando hablamos acerca de la luz y de las sombras, muchas imágenes se nos vienen en mente. Porque nos rodean constantemente, en todo momento, en cada instante.

Muchas veces no logramos distinguir por momentos ciertas situaciones o pensamientos que surgen en nuestro día a día. Debemos recordar que siempre hay algo que nos ilumina: El Espíritu Santo.

Miremos el entorno que nos rodea en este instante, el salón de la casa, una ventana, un mueble, el piso o el techo que nos cobija: sobre todos ellos existe una bendición de luz que proviene del Salvador. Pero en el constrante, se corresponde,  una sombra que nace y se dice presente.

Si existe algún tipo de oscuridad, significa que la esperanza emerge como un rayo de luz provisto de Fe y Amor. El Señor dicta su Gloria en nuestro ser interior. ¡Es un buen momento para observarnos en nuestros contrastes!

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"No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre." Juan 15:16

Si comprendemos y observamos nuestro entorno podremos reconocer la presencia del Señor, su energía fluyendo en torno a ti. El Espíritu Santo en todo momento te mostrará algo bello y nuevo para observar.

Pensemos por ejemplo lo que sucede si el sol se oculta tras las nubes: puede que los brillos más relucientes desaparezcan, pero esa falta de brillos es la que te permitirá observar colores y tonalidades sorprendentes.

Es momento de observar y agradecer las bendiciones que vibran a tu alrededor y dejarte maravillar por los matices nuevos que cada instante te propone el camino del Señor.


"El que recibió la semilla que cayó entre espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de esta vida y el engaño de las riquezas la ahogan, de modo que esta no llega a dar fruto." Mateo 13:22

Tenemos todas las herramientas  en nuestro ser, en nuestros genes: la capacidad de salir adelante junto al Padre Celestial.

Probablemente necesitemos adaptarnos a un nuevo escenario o circunstancia de aprendizaje. Si algo que necesitamos no está ocurriendo como lo esperábamos, podemos actuar estratégicamente para adaptarnos al ambiente, y aprender a esperar a que el Señor bendiga nuestro camino con vientos de renovación para conseguir aquello que necesitamos.

Sucede a veces que por intentar conocernos y mirarnos tan de cerca, la proximidad nos distorsione lo que vemos, y nos cueste –como cuando queremos fotografiar una flor desde muy cerca- poner bien el foco.

Por eso nos sirve orar y leer la Biblia para conocer ejemplos muy concretos sobre la Gloria del Señor. Para revivir las enseñanzas de Jesús y comprender que existen diversas realidades y distintas personas.  Debemos aprender de ellas, sabiendo que todos compartimos una misma casa, un mismo sendero de luz, todos estamos junto al Espíritu Santo que nos conecta directamente con el Señor.




Versículo diario:


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