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Sanando las Heridas de tu Pasado

Hay modos diferentes de poder dar punto final a una situación pasada. También existe maneras de sanar esas heridas originadas. Conoce los instrumentos de sanación universal que te ayudarán en el siguiente artículo.

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"Este pobre clamó, y el Señor le oyó y lo libró de todas sus angustias." Salmo 34:6

Resulta que en oportunidades no sabemos cómo ni cuándo hacerlo, pero es claro que necesitamos pedir ayuda. No importa qué tipo de acontecimiento hace que en tu mente y en tu interior sientas esa necesidad.

Para la configuración emocional de cada ser humano, la resolución de conflictos o problemas puede determinar un grupo de acciones concretas. Para otro grupo en primera instancia se requerirá identificar “¿Qué me pasa?”.

Pudo haber sido un problema en el pasado o una situación actual de salud. No importa la naturaleza del hecho, pero en nuestro ser abunda una sensación de tristeza y amargura de la que no podemos liberarnos.

Sumado a esto, nos cuesta pedir ayuda o entender quién es el que nos podría dar una posible solución o camino para poder remediar lo que nos acontece.

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“Panal de miel son las palabras amables: endulzan la vida y dan salud al cuerpo”. Proverbios 16:24

Desde el “afuera” es evidente qué algo nos pasa y en nuestros rostros predomina una amargura, un tono gris en nuestra mirada. Nuestros familiares, compañeros y parejas nos preguntan “¿Qué te pasa?” “¿Estás bien?” y es en ese instante en donde muchas veces intentamos explicar lo que sentimos, todo lo que emana desde nuestro corazón.

En ciertos casos no alcanzan las palabras para poder describir realmente qué se siente tener esta tara o problema en nuestro interior. Siempre debemos comprender que si existe la posibilidad de estar felices y alegres dependerá de nosotros mismos. Si existe tristeza y desazón ocupará todo nuestro rostro sin dejarle lugar a estar alegres.

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“¿Acaso una fuente por la misma abertura echa agua dulce y amarga?" Santiago 3:11

¿Qué sucedería si esas mismas preguntas que te hacen las personas que te rodean te las hiciera Jesús? ¿Alguna vez conversaste con Él sobre lo que te acontece?

Jesús te conoce más que ninguna otra persona en el mundo y en Él debes poder confiarle todo tu corazón a la hora de encarar un problema.

Quién más que el Hijo de Dios para tener como aliado en esa cruzada que te impide vivir tu vida plenamente. Te encuentras angustiado y tenso debido a ciertos aspectos de tu vida que podrías modificar o simplemente olvidar si te centras en depositar tu Fe en nuestro Padre.

Sacarle el foco a esa astilla mental que te hace doler las entrañas cuando vuelves a pensar y te envuelve de sufrimiento sin poder observar que el Espíritu Santo tiene en su luz sanación y energía suficiente para hacerte levantar de ese pozo.


“Sácame del cieno y no dejes que me hunda; sea yo librado de los que me odian, y de lo profundo de las aguas.” Salmos 69:14

Debes detenerte en este preciso instante si deseas realizar un cambio hoy y ahora. Dejar de pensar en que no puede salir de esta situación.

No alimentar con pensamientos negativos y sin invocar a la Fe hace que te estanques aún más en las profundidades de la soledad. No aceptar ayuda ni de tus seres queridos y menos del Espíritu Santo te convierte en un ser sin vida. Que no puede reflexionar y se dedica a consumir sus recursos humanos en generar amargura y tristeza.

Para poder sanar de un modo único tienes que soltar esas ataduras malvadas y destructivas que te hicieron caer. Pudo haber sido una decisión del pasado. Puede ser algo que cometiste en tu presente. Pero si hay algo que Dios hace es perdonar.

Su misericordia es el camino a la salvación de tu alma que se encuentra en una pausa. ¿No te das cuenta que de este modo alejas a todo aquel que desea verte feliz?




Versículo diario:


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