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Sembrando un Mundo Mejor

Liderando los Pensamientos hacia un Futuro Mejor. La transformación depende de tus acciones y decisiones que puedas tomar hoy.

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“Que el Dios que infunde aliento y perseverancia les conceda vivir juntos en armonía, conforme al ejemplo de Cristo Jesús.” Romanos 15:5

En la búsqueda de la verdad espiritual y la conexión con el amor divino, a menudo nos encontramos con un camino lleno de preguntas y desafíos.

Exploraremos la importancia de liderar nuestros pensamientos hacia un futuro mejor, basado en la fe y la esperanza en Dios.

Tenemos un camino por delante, y es momento de abordarlo de una manera diferente. Tu transformación depende de las decisiones que tomes hoy para forjar un futuro de armonía espiritual.

Si bien pueden surgir muchas preguntas sobre cómo lograr una conexión única con el amor y la esperanza, es esencial comprender que somos reflejos de Dios, ni más ni menos. La presencia de nuestro Padre debe impregnar nuestra mente, alma y corazón. Sus enseñanzas nos han guiado divinamente a lo largo de los siglos.

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“Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio. ¿Quién puede comprenderlo? «Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino los pensamientos, para darle a cada uno según sus acciones y según el fruto de sus obras.»” Jeremías 17:9-10

Las palabras y bendiciones del Señor son faros que nos mantienen en el rumbo correcto. En nuestro destino eterno, siempre estaremos acompañados por los principios de luz que están arraigados en nuestra fe.

Aquellos que aprenden a esperar pacientemente las bendiciones del Señor y a cosechar la voluntad de Jesucristo tienen el potencial de evolucionar espiritualmente. Llegarán a la plenitud con la esperanza de haber cumplido la voluntad del Espíritu Santo.

Ninguno de nosotros quedará excluido de las bendiciones divinas. Nuestro Padre es infinitamente misericordioso y no perderá la oportunidad de reunirse con nosotros. Tarde o temprano, Su voluntad se cumple, tanto en la Tierra como en el Cielo.

Él tampoco querrá que nos perdamos la experiencia de reunirnos con aquellos seres queridos que iluminaron nuestros corazones en la vida terrenal y que anhelamos volver a encontrar en la vida eterna, en las puertas del Cielo.

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“venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.” Mateo 6:10

No es una ilusión; es una oferta de salvación y paz. La paz necesaria para reconciliarnos con nuestro Padre celestial y con cada ser de luz que nos rodea.

Jesús vino a sanar nuestros corazones desesperanzados con Su bendición. Nunca debemos dudar de las profecías que se manifiestan en las Sagradas Escrituras sobre Su presencia.

Alejar estas enseñanzas de nuestra mente y dejarlas fuera de nuestro vocabulario nos convertiría en extranjeros en la casa del Señor. Evitemos sentirnos ajenos, sin comprender Su idioma, cultura o costumbres.

Como hijos e hijas de Jesús, no podemos olvidar que Él nos une en la fe. Une los corazones de todos por igual. Heredamos Sus bendiciones y somos parte de una gran familia: la familia de Dios.

Esta familia nos brinda seguridad tanto en esta vida como en la eternidad, y eso nos da la fortaleza para avanzar y seguir la buena voluntad del Señor.


“Hubiera yo desmayado, si no creyera que he de ver la bondad de Diosen la tierra de los vivientes. ¡Espera en Dios! ¡Esfuérzate y aliéntese tu corazón! ¡Sí, espera en Dios!” Salmo 27:13-14

Liderar nuestros pensamientos hacia un futuro de armonía espiritual implica recordar quiénes somos en relación con Dios y su amor. Debemos ser pacientes en la espera de sus bendiciones y estar dispuestos a seguir su voluntad.

La reunión con nuestros seres queridos en el Cielo es una promesa divina, y no debemos dudar de ella. Mantengamos vivas las enseñanzas de las Santas Escrituras en nuestras vidas y recordemos que somos una parte valiosa de la familia de Dios.

Al abrazar esta verdad espiritual, encontraremos la paz y la esperanza necesarias para guiar nuestros pensamientos hacia un futuro mejor, alineado con la voluntad divina y lleno de amor y armonía.




Versículo diario:


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