Tenemos las señales más cerca de lo que creemos. Encuentra en el siguiente artículo la manera de detectarlas rápidamente.

“No temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa”. Isaías 41:10

La realidad es que ser seguidores de Dios no nos exime de enfrentar dificultades en la vida. Muchas personas tienen la percepción errónea de que al creer en Dios, todo será fácil y las respuestas llegarán rápidamente, liberándonos de cualquier responsabilidad al atribuirlo todo a la voluntad divina.

Sin embargo, seguir el camino que Dios nos ha destinado no es una tarea sencilla. Requiere una gran responsabilidad y un compromiso firme al formar parte del pueblo del Señor. Cuando decidimos caminar junto a Dios, asumimos el compromiso de dirigirnos hacia Él en todas las áreas de nuestra vida.

“¿Acaso no lo sabes? ¿Acaso no te has enterado? El Señor es el Dios eterno, creador de los confines de la tierra. No se cansa ni se fatiga, y su inteligencia es insondable. Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil”. Isaías 40:28-29 

 Este caminar es similar en muchos aspectos al de aquellos que han elegido seguir sus propios caminos alejados de Dios. Caminamos sobre la misma tierra, respiramos el mismo aire, enfrentamos las mismas angustias y estamos sujetos a las mismas presiones. La diferencia radica en que, al creer en el Señor, sabemos que Él nos guarda y nos acompaña en cada paso que damos, en cada respiración que tomamos. No importa cuáles sean nuestras dudas o los obstáculos que enfrentemos, su mano nos protege de todo mal.

La sensación de paz ante cualquier circunstancia se resume en la confianza plena y en el desarrollo de un carácter maduro que nos permite comprender el verdadero significado de la fe. No se trata simplemente de creer que Dios puede actuar, sino de estar seguros de que lo hará. Al encomendar nuestro camino al Señor, confiamos en que Él cumplirá su propósito en nosotros y concederá los anhelos de nuestro corazón.

“¡Refúgiense en el Señor y en su fuerza, busquen siempre su presencia!” 1 Crónicas 16:11

 Por eso es crucial ejercitar nuestra fe de manera constante y, aún más importante, ponerla a prueba en todo momento y lugar. Solo así podremos tener la certeza de que hemos avanzado y crecido en nuestra fe de manera significativa.

De nada sirve presumir de nuestra fe si no la ponemos constantemente a prueba para descubrir cuánto hemos madurado en ella. Al igual que un carpintero no puede jactarse de lo maravillosos que son sus trabajos sin mostrar evidencia de ellos, nuestra fe no nos servirá de mucho si no la llevamos a la práctica y la evaluamos constantemente para apreciar nuestro crecimiento espiritual.

“Pero el Señor es fiel, y él los fortalecerá y los protegerá del maligno”. 2 Tesalonicenses 3:3

Recordemos que es natural sentir miedo ante situaciones difíciles, y es en esos momentos que podemos cuestionar por qué Dios permitió que algo así nos sucediera. Sin embargo, también podemos elegir creer en Su voluntad y confiar en que, aunque duela, la forma en que el Señor está obrando será para nuestro beneficio último.

Cuando la realidad se presenta dura y desafiante, debemos aferrarnos más a Dios. No olvidemos que Su amor nunca falla y que Él es nuestra fortaleza en tiempos de adversidad. En esos momentos, es esencial recordar Su fidelidad y permitir que Su amor nos guíe y sostenga en todo momento.