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Nunca olvidemos que la Fe, el Amor y la Esperanza son los pilares fundamentales del Espíritu Santo. Descubre en el siguiente artículo cómo conectar tu corazón una vez más con el sendero de las bendiciones del Señor.
"¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!" Salmo 42:11
En diversas ocasiones, nuestro trayecto espiritual puede volverse confuso y perdido. Esto ocurre más a menudo de lo que podríamos pensar. Las distracciones diarias, como una sobrecarga laboral y la constante falta de tiempo, pueden empañar nuestras prioridades como hijos del Señor. Frases comunes como “no me alcanza el tiempo en el día” o “estoy muy cansada, recién llego del trabajo” se convierten en excusas para descuidar la atención que nuestros seres queridos merecen.
Para mantenernos en el camino correcto, debemos seguir la senda iluminada por Jesús y nuestro Padre Celestial. De esta manera, nuestras decisiones estarán siempre bajo su manto de bendiciones y gloria universal. Nuestros seres queridos nos ofrecen su amor y dedicación incondicionalmente, mediante caricias, juegos cotidianos y la búsqueda de respuestas que complementan su aprendizaje diario.
"Yo soy el pan de vida —declaró Jesús—. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed." Juan 6:35
Nuestro Padre Celestial nos ha encomendado la misión de transmitir los valores de la Santa Biblia a todas las personas que nos rodean. Continuar adelante con la sabiduría del Espíritu Santo y la fe cultivada en el seno de nuestra familia es esencial. Admirar al creador del mundo y de la vida nos proporciona razones suficientes para vivir una vida llena de emociones, alegría y gloria, tal como lo enseñan las enseñanzas del Espíritu Santo.
Desde el reino de los Cielos, nuestro Padre desea que nos realicemos junto a nuestros seres queridos, formando una familia sólida y estableciendo un hogar. Cada una de nuestras decisiones debe reflejar las certezas de la fe. Orar con la firmeza requerida por el alma y con la educación recibida es fundamental para nuestro futuro de esperanza y gloria junto a Jesús.
"Cuando en mí la angustia iba en aumento, tu consuelo llenaba mi alma de alegría." Salmo 94:19
Al decidir formar una familia bajo las responsabilidades que establece la fe, comprendemos que no puede haber otra prioridad más grande en nuestras vidas. No existe evento ni circunstancia que pueda separar el amor que nutre a cada integrante de una familia unida en la fe. Caminando juntos por un sendero de esperanza y luz, eliminamos cualquier duda provocada por influencias externas.
Debemos apoyarnos mutuamente: los adultos, con su experiencia, pueden guiar a los jóvenes que enfrentan nuevas exigencias y dudas, mientras que la frescura y optimismo de los niños aportan momentos de introspección y alegría para todos. Todos estamos siendo guiados hacia nuestro destino de fe, sin importar la etapa de la vida en la que nos encontremos.
"Porque el Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso. Se deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por ti con cantos." Sofonías 3:17
La vida cristiana es un viaje compartido que une a la familia en un lazo indestructible de amor y devoción. Al rezar juntos, celebrar la fe y apoyarnos mutuamente, fortalecemos nuestra conexión con Dios y entre nosotros. La fe en la Trinidad, la guía del Espíritu Santo y el amor de Jesús son pilares que sostienen nuestra vida espiritual.
Que cada familia cristiana continúe encontrando en su fe la fuerza y el consuelo para enfrentar los desafíos, siempre con la esperanza y certeza del amor eterno de Dios.