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La Apertura Necesaria para Crecer

El primer paso para poder sanar y recibir esa energía que necesita tu corazón está a tu alcance aquí. Conoce en el siguiente artículo el modo de ser una persona solidaria. 

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“Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios”. Hebreos 13:16

Una de las tantas preguntas que surge con fuerza en el contexto mundial actual es ¿Soy Solidario? Y es lo más natural que este, y otro tipo de interrogantes, se nos presenten adquiriendo mayor dimensión cuando estamos transitando una cuarentena. Al no poder circular, se hace difícil hacer llegar nuestra ayuda a nuestros hermanos más necesitados.

Debemos entender, entonces, que existen varias formas de practicar la solidaridad y que ser solidario no es un hecho puntual, una acción que emprendemos 3 o 4 veces al mes en instancias normales, sino un Compromiso de Amor fecundo y constante con la propia labor que El Señor nos ha encomendado.

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“Y finalmente, sed todos de un mismo corazón, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables”. 1 Pedro 3:8

La solidaridad genuina con nuestros hermanos que sufren, comienza cuando hacemos bien el trabajo que nos encomendó Jesús cada día. Debemos ser determinados y socialmente responsables, pues si nuestra labor es llevada a cabo de manera correcta, generamos un impacto positivo en el otro. Es importante sembrar empatía con el prójimo, sintiéndonos estrechamente unidos en sus pesares y dudas.

La solidaridad es una herramienta para transformar nuestra realidad y la de nuestros hermanos. Hoy, probablemente muchas personas estén necesitando compartir La Palabra de El Señor, personas que están solas y agobiadas por el confinamiento que necesitan unirse en Oración con su pares. Como miembros del Pueblo de Dios debemos permanecer en la búsqueda del Bien común. Las enseñanzas de Cristo son un buen comienzo para aplacar la ansiedad de los que estan pasando instancias difíciles.

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“Por eso, anímense y edifíquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo”. 1 Tesalonicenses 5:11

En los tiempos que corren y como seguidores de Jesús somos convocados por Él para sentirnos más cerca los unos de los otros. Es fundamental utilizar todos los recursos que tengamos a mano para ofrecer nuestro tiempo, afecto y consejo. Es hora de poner en práctica los Dones con los que nos ha Bendecido nuestro Padre Celestial y ponerlos al servicio de nuestros hermanos para dar y recibir consuelo.

Por eso debemos tener siempre presente que la solidaridad es, además de material, Espiritual, Humana y Cultural. Es un gran momento para seguir el ejemplo de Cristo que entrego en vida un Amor desinteresado, gratuito y solidario a todas las personas, sin importar su apariencia o estatus social. El Señor es de todos y en todos.


“Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. De hecho, esto es la ley y los profetas”. Mateo 7:12

Así como una orquesta ensambla las ejecuciones y las armonías y traduce desde la unidad el mensaje que quiere transmitir, así debemos actuar nosotros, buscando de manera inclaudicable a Dios desde la Paz y Armonía que siembran Sus maravillosas enseñanzas. Existen personas que tan solo piden algo de compañía, una palabra, una suave brisa que los devuelva al camino que piensan que han perdido.

Está en nosotros realizar estos actos para que la mano del Altísimo toque todos los corazones. Construyamos un mundo mejor, sin discriminaciones, con Don de Humildad y capacidad receptiva. Escuchemos a nuestros hermanos para entender que pretende nuestro Salvador para nosotros en esta etapa de la vida. Todos nos necesitamos en este momento.

Como bien expresó el Papa Francisco en el ángelus del 29/07/18 cuando dijo: “Prevalezca la solidaridad, no la guerra. Ser solidarios en favor de los pobres, los débiles, los últimos y los indefensos es la mejor comprobación de la calidad de nuestra fe, tanto a nivel personal, como a nivel comunitario”.




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