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Tenemos en nuestro poder la oportunidad de hacerlo real. Aprende en el siguiente artículo el modo de darle un enfoque positivo a tu vida.
"Guarda silencio ante el Señor, y espera en él con paciencia; no te irrites ante el éxito de otros, de los que maquinan planes malvados." Salmo 37:7
Las bendiciones de Dios aparecen de modo sorprendente muchas veces. Hay quienes se sorprenden gratamente ante lo inesperado, y quienes sienten ansiedad y preocupación ante lo imprevisto. ¿A cuál grupo perteneces?
El Seños nos guiará siempre en nuestro sendero de luz, pero cada persona tiene características propias una historia recorrida que lo ayudará a atravesar el momento de aprendizaje que nos provee el Espíritu Santo.
Viendo tus reacciones puedes conocer más de tu ser interior y de cómo han influido en tí los acontecimientos de tu vida pasada. Prepárate para que todo lo nuevo que provenga de la Gloria del Padre Celestial no resulte conflictivo o genere ansiedad que perturbe tu vida.
La luz de Dios nos advierten sobre circunstancias posibles de cambio oportuno, y debemos estar en condiciones acordes para recibir las bendiciones del Señor.
"El Señor te protegerá; de todo mal protegerá tu vida. El Señor te cuidará en el hogar y en el camino, desde ahora y para siempre." Salmo 121:7-8
Durante este proceso de recibir enseñanzas provenientes del Espíritu Santo, resulta inevitable crear en nuestra imaginación planes y propósitos de cómo quisiéramos que resulte todo en este momento de nuestra vida.
Sabiendo que estamos transitando un momento de evolución espiritual junto al Padre Celestial, debemos recordar que aún así puede que el escenarrio no sea todo tal cual lo soñamos.
Estas pequeñas decepciones autogestionadas son las que nos conducirán al fracaso en el camino del Señor. En este momento en que todo está a favor de aprovechar cada día para ser felices, equilibrando nuestro amor por el Señor debemos poner un grano de arena para no desear lo imposible y recibir con humildad y agradecimiento cada bendición.
"Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse y que interpreta rectamente la palabra de verdad." 2 Timoteo 2:15
No existe la buena o mala suerte. Tienes todas las condiciones necesarias para estar ubicadándote lo más cerca posible del Padre Celestial. De este modo comprenderás que en oración, estando conectados con la Biblia, abriendo nuestros corazones y abrazando a los seres queridos con el perdón, lograremos sentirnos mejor en nuestro día a día.
Debemos tener la flexibilidad y rapidez necesaria para cambiar nuestra disconformidad y nuestro enojo ante una situación inesperada. Podremos sugerirte lo que es propicio, pero estará en tí sentir al Espíritu Santo más cerca de tu corazón.
Olvídate de que todo suceda tal como lo has pensado, esto sucede raramente. Acostúmbrate a evaluar todas las posibilidades. Anímate a anticiparte, a tolerar el cambio de planes y a recibir las bendiciones de Dios para que puedas evolucionar y hacer crecer a tu corazón.
"Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios, sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos." Efesios 5:15-16
Los planes inesperados y las bendiciones del Señor podemos pensarlas en dos direcciones: una mejoría inesperada, o una complicación no prevista que nos preocupa seriamente y no vemos el momento de que se resuelva.
No es fácil de afrontar la enfermedad, no es fácil tampoco hacernos cargo de que muchas veces sucede por nuestra negligencia. Por eso además de ver cuando es el momento adecuado para recibir iluminación Celestial, debemos estar atentos a nuestra condición actual. Analizar si cumplimos con las conductas necesarias para sentir el amor del Padre Celestial. Tomarnos el tiempo para reconectar con Dios, acudir a la oración y a las Sagradas Escrituras en consulta cuando sea necesario. Evitemos sentir que esto ocurre sin que nosotros querramos que se origine. Guiemos al Señor en oración, encausando la inteción y sonriendo en cada oportunidad que tenemos de evolucionar y crecer como hijos e hijas de Dios.