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La actitud que tengamos hacia la vida es la diferencia clave para sumar fuerza a nuestro corazón. Descubre en el siguiente artículo la manera de conectarte profundamente con tu ser.
“Antes bien, amad a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad no esperando nada a cambio, y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo; porque Él es bondadoso para con los ingratos y perversos.” Lucas 6:35
Siempre nos encontramos dividiendo nuestras vidas en términos de absolutos y relativos. Desde el bien y el mal, pasando por la tristeza y la alegría, podemos describirnos en una dualidad infinita de cualidades que conforman nuestra percepción de la realidad.
Por oposición también podremos determinar nuestro estado actual de sensaciones, comparándonos con otros. ¿Serviría entonces poner en estos términos nuestra relación con la Fe?
"Señor, ¡danos la salvación! Señor, ¡concédenos la victoria! Bendito el que viene en el nombre del Señor. Desde la casa del Señor los bendecimos." Salmo 118:25-26
Al sentir el amor de Jesús, no deberíamos jamás tener que buscar refugio en estos absolutismos comparativos, ya que como frutos de su creación siempre seremos una prioridad en sus bendiciones.
Él realizó su misión Divina en la tierra como en los cielos, para que cada hijo e hija pueda disfrutar de libertad plena en los corazones.
Para que las opresiones sean desterradas de nuestro cuerpo, así como las angustias e incertidumbres de nuestras almas. Debemos estarle en agradecimiento eterno al Dios Padre de poder contar el relato que respalda nuestras historias de vida.
“Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.” Juan 1:12-13
Sólo debemos seguir en la creación de nuestro camino, construyendo nuestro destino de Fe y esperando que se vea reflejada la Gracia Divina de nuestro Padre Celestial en cada acción que emprendamos.
Sin necesidad de inmiscuirnos ni entrar en la vida personal de las personas, podemos descubrir mediante un simple ejercicio si se sienten escuchados por Dios. Con solo realizar una simple pregunta entenderemos si del otro lado, la persona realmente entrega su vida a la Fe.
“para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo,” Filipenses 2:15
La relación que cada uno posea con nuestro Padre Celestial es única y especial. Aumentar nuestra dedicación a cultivar nuestro vínculo junto a Dios, es algo esencial para poder sentirnos cerca de Él.
Permitirnos gozar de toda su iluminación y guía espiritual es lo más importante que podemos atesorar en estemos momentos. En oración y en agradecimiento con el Espíritu Santo, siempre debemos tener presente la Fe y el perdón necesarios para sanar nuestras heridas internas.