Tómate un momento para poder comprender todas las bendiciones y victorias que llevas en tu vida. Explora en el siguiente artículo el modo de reconectar con las cosas importantes de tu vida.

“Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”. 1 Juan 4:16

En medio de las demandas y presiones del mundo moderno, a menudo nos vemos amenazados en nuestra autoestima. Sin embargo, como creyentes, es fundamental recordar que el Señor confía profundamente en nuestras capacidades. Este conocimiento debe ser el motor que nos impulse a dejar la inactividad a un lado y enfrentar el futuro con la certeza de la maravillosa presencia de Dios a nuestro lado.

Cuando decidimos seguir los senderos del Señor, comprendemos que la habilidad para restaurar, sanar, perdonar, cambiar y, sobre todo, lograr nuestros objetivos, proviene de la gracia y misericordia divinas. Es natural que, en medio de las presiones diarias, sintamos incertidumbre y miedo, pero es precisamente en estos momentos de vulnerabilidad que debemos reconocer que estamos ante la oportunidad propicia para, a través de nuestra fe inquebrantable en el Señor, superar todas las dificultades.

“Ésta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye”. 1 Juan 5:14

Esto no implica que la tarea sea fácil o placentera. Se trata de cómo nos posicionamos frente a los obstáculos que se interponen en nuestras metas. Sostenidos por la gloria de Cristo, atravesaremos las instancias más complicadas con equilibrio, armonía y, ¿por qué no?, con alegría. La alegría de saber que somos hijos de Dios y contamos con su presencia todos los días.

Frente a situaciones difíciles, es posible que quienes nos rodean se pregunten cómo es posible que, ante un problema considerable, mantengamos la calma y la alegría. La respuesta está en la confianza y la fuerza que Dios nos brinda cuando nos acercamos a Él, cuando depositamos nuestras cargas en Su infinito amor, cuando entregamos nuestras vidas a Su perfecta guía.

“Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán”. Proverbios 16:3

El Señor nos llama a ser resueltos para superar aquello que un día nos impidió avanzar en el camino, nos llama a cumplir con la misión que nos ha encomendado, nos llama, en última instancia, a fortalecernos en Él.

Como miembros activos del pueblo de Dios, debemos comprender que, al ofrecer el control de nuestras vidas al Señor, el miedo deja de ser una opción ante la adversidad. Esto sucede principalmente por la certeza de Su eterna presencia en nuestras vidas. Nuestra relación con el Altísimo es directa y personal, no necesita intermediarios.

Esta forma de comunicación directa, auténtica y efectiva nos acerca a Su gracia y, en tiempos desafiantes, a Su don de justicia y protección. Por lo tanto, cuando estemos afligidos, cuando nuestra autoestima se vea debilitada por los avatares de la vida, recordemos que nuestro Padre celestial nos ama y tiene plena confianza en nosotros.

“Cuando siento miedo, pongo en ti mi confianza”. Salmos 56:3

Una parte esencial de nuestra fe en el Señor radica en saber que junto a Él podemos derribar las murallas que nos impiden cumplir con Su misión para nosotros.

El Señor es quien más nos valora y, por ende, nos ha bendecido con dones que nos ayudarán a superar todos los acontecimientos que no nos permitan acudir al llamado de Sus propósitos.

Entonces, ¿cómo permitirnos sentir abatidos? ¿Cómo pensar que no podremos, que no estamos capacitados, que no seremos capaces? Si es, precisamente, el eterno quien confía en nosotros y en nuestras aptitudes. Dejemos a un lado los sentimientos negativos que nos mantienen inactivos y desarrollemos los dones que el Todopoderoso nos ha otorgado para cumplir con esperanza y alegría la misión de amor que Él nos ha encomendado.