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Una Decisión Fuera de lo Común

Nunca debemos olvidar que tomamos el camino de la iluminación eterna. Descubre los versículos del siguiente artículo que te ayudarán a volver a ser feliz plenamente.

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“Sin embargo, por esto hallé misericordia, para que en mí, como el primero, Jesucristo demostrara toda su paciencia como un ejemplo para los que habrían de creer en El para vida eterna.” 1 Timoteo 1:16

A menudo, pensamos en la suerte como algo ajeno a nosotros, algo que simplemente sucede sin nuestra intervención. Como si fuera una entidad superior que selecciona a algunos para bendecir y a otros para dejar a un lado.

Sin embargo, es fundamental comprender que el camino que trazamos en la vida está determinado por nuestras decisiones y nuestra conexión con las bendiciones divinas. La suerte no tiene influencia en cómo enfrentamos nuestros problemas, nuestras inseguridades o cómo nos fortalecemos frente a los obstáculos.

La tranquilidad mental y la comprensión de que las bendiciones del Señor nos acompañan en todo momento son clave. Las reconocemos en los momentos de alegría y las valoramos, pero también aprendemos a matizar la tristeza, la melancolía y las pérdidas.

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“Pero que pida con fe, sin dudar; porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra.” Santiago 1:6

No podemos ignorar la existencia de sucesos favorables o desfavorables que pueden parecer resultado del azar o la casualidad, pero en realidad se inscriben en el plan trazado por nuestro Padre Celestial. A menudo, estos eventos escapan a nuestro entendimiento y están más allá de nuestro control.

Hay situaciones en la vida que solo pueden ser explicadas a través de la fe y la espiritualidad. Es en esos momentos cruciales, en los que la vida de alguien cambia de manera radical, que la intervención divina se hace evidente y no quedan dudas sobre su naturaleza.

Si bien existen casualidades en las que algunas personas parecen tener más suerte que otras, en el ámbito de la vida cotidiana, las cosas ocurren de manera diferente.

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“…Porque también Cristo sufrió por nosotros, con lo que nos dio un ejemplo para que sigamos sus pasos. Cristo no cometió ningún pecado, ni hubo engaño en su boca. Cuando lo maldecían, no respondía con maldición; cuando sufría, no amenazaba, sino que remitía su causa al que juzga con justicia.” 1 Pedro 2:21-23

¿Has notado cómo las personas que irradian paz y amor, que son positivas, alegres y afrontan la vida con una sonrisa son las que más te impactan? Esas personas que siguen de cerca al Señor, que mantienen un diálogo constante con Él a través de la oración, tienen una visión más profunda de la realidad.

Si prestas atención mientras caminas, notarás que no reparas en la tierra que pisas, en su solidez y en el soporte que brinda a cada paso. La das por sentado, sabiendo que siempre estará allí, pero no te detienes a apreciar la riqueza que encierra. De manera similar, damos por sentadas muchas cosas en nuestra vida, simplemente asumiendo que siempre estarán presentes. Sin embargo, la pregunta que debemos hacernos es: ¿quién ha estado siempre allí para nosotros?

Amar se vuelve difícil cuando nos sentimos vacíos. La vida moderna, tan acelerada, nos atrapa y nos impide apreciar las cosas esenciales que dan sentido a nuestra existencia, especialmente en nuestra vida junto a Dios.

Si sientes que algo no está bien, si no experimentas plenitud, es posible que te encuentres en un período de alejamiento de tu camino de fe y del Espíritu Santo. Es el momento de reconectarte con tus raíces, aquellas que otorgan fuerza y esencia a tu vida junto a Jesús.


“El que cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, ha hecho a Dios mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado respecto a su Hijo.” 1 Juan 5:10

Retoma la oración, vuelve al silencio y sumérgete en la lectura de la Biblia. Intenta escuchar y esforzarte por acercarte a la gloria del Padre. Abre tu corazón a las bendiciones en lugar de llenarte de charlas estridentes y, en su mayoría, vacías.

Si actuar según el camino de la fe te sustenta y te fortalece, reconéctate con esa energía de la que te has alejado. Tus sentimientos emergerán gradualmente, y recuperarás el sentido de tu vida. Genera tu propia energía y avanza en la dirección que el Señor ha diseñado para ti. Ten presente que el Salvador es tu testigo y compañero en este camino.

Recordemos que, más allá de la suerte, es nuestra fe y conexión con Dios lo que crea nuestro destino. A través de nuestras decisiones, nuestra paz interior y nuestra entrega a las bendiciones divinas, podemos experimentar una vida plena y significativa. Que el camino que tracemos esté marcado por la fe, la esperanza y la confianza en la guía amorosa del Señor. ¡Que la paz y la gracia divina nos acompañen siempre!




Versículo diario:


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