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Una Visión Superadora

En los momentos clave de la vida nuestra actitud y nuestra visión a un futuro próspero nos ayudarán a superar cualquier obstáculo o adversidad. Descubre los versículos que alimentarán tu espíritu en el siguiente artículo.

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“No temas, estoy contigo. Yo soy tu Dios, no tengas miedo. Te fortaleceré, sí, te ayudaré. Te salvaré con mi mano victoriosa.” Isaías 41:10

Afrontar una mala noticia siempre es un desafío complejo, una situación inesperada que puede abrumarnos y para la cual nunca nos sentimos preparados.

No obstante, es la voluntad de Dios ponernos a prueba de la manera que Él considere necesaria. Como hijos e hijas de Dios, nuestro deber es acudir a su Palabra para comprender qué mensaje nos quiere transmitir Cristo a través de estas circunstancias.

Tomemos, por ejemplo, la muerte de un ser querido: Una parte de nosotros, debido al tiempo compartido en vida con esa persona que ya no está, tenderá a enfocarse en los espacios vacíos que dejó al partir.

En esos momentos, debemos reconocer lo difícil que será para nosotros llevar a cabo el debido proceso de duelo y cómo nos adaptaremos a esta nueva realidad. Sin embargo, recordemos también la alegría y felicidad de nuestro ser querido, cuya alma ya se encuentra en camino de reunirse con Dios.

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“Considero que los sufrimientos del tiempo presente no son nada si los comparamos con la gloria que habremos de ver después.” Romanos 8:18

Reflexionemos sobre quién nos acompaña día a día, quién es nuestro confidente y amigo, nuestro Padre y Buen Pastor. Pensemos en aquel que ha confiado en nosotros desde el principio, quien jamás nos ha juzgado, sino que nos ha comprendido y amado tal como somos.

Desde lo más profundo de nuestros corazones, siempre hemos sabido que la respuesta a todo es Dios. Solo que en estos momentos difíciles que atravesamos, nuestra visión puede nublarse y nos vemos tentados a caer en la desesperanza.

Sin embargo, ¿qué nos queda a los que seguimos vivos? Es en estos momentos donde debemos aferrarnos a lo más valioso que nos han dejado aquellos que partieron: los recuerdos.

El recuerdo de los momentos más felices que compartimos con ellos, el ejemplo de las personas que fueron y que nos hizo amarlas y respetarlas aún más. Cuando un ser querido se va, lo que permanece son sus recuerdos convertidos en enseñanzas, los cuales nos hacen crecer como seres humanos.

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“Él secará todas sus lágrimas, y ya no habrá muerte ni sufrimiento, ni llanto, ni dolor, porque el mundo que existía antes ya desapareció.” Apocalipsis 21:4

La partida de un ser querido nos recuerda la fragilidad de la vida y la importancia de valorar cada instante. En estos momentos de dolor, en lugar de hundirnos en la tristeza, es vital mirar al cielo y encontrar consuelo en la presencia de Dios.

El Señor nos acompaña en nuestro dolor y nos invita a entregar nuestras preocupaciones y cargas en sus manos amorosas. Él nos asegura que no estamos solos y que podemos encontrar fuerza y esperanza en su gracia.

La oración se convierte en nuestro refugio, un diálogo íntimo con Dios donde podemos expresar nuestras emociones y recibir su paz que sobrepasa toda comprensión.

En los momentos de duelo, es natural sentir tristeza, enojo y confusión. No hay una forma correcta o incorrecta de atravesar el proceso de pérdida, cada persona lo vive de manera única. 

Es importante que nos permitamos sentir todas estas emociones y que busquemos apoyo en nuestra fe y en aquellos que nos rodean. El amor y el consuelo de la comunidad de creyentes pueden ser un bálsamo sanador en tiempos de aflicción.


“Tus promesas me dan esperanza; ¡no te olvides de ellas! Tus promesas me dan vida; me consuelan en mi dolor.” Salmos 119:49-50

Recordemos que Dios siempre está dispuesto a escuchar nuestras oraciones y a brindarnos consuelo y esperanza. Su amor incondicional nos acompaña en cada paso del camino y nos guía hacia la luz en medio de la oscuridad.

En lugar de aferrarnos al dolor, esforcémonos por aferrarnos a la esperanza que proviene de nuestra fe en Dios. Su misericordia y compasión nos sostienen en los momentos más difíciles y nos ayudan a encontrar un propósito renovado en medio del sufrimiento.

En momentos de tristeza y aflicción, busquemos refugio en el amor de Dios y en la esperanza de la vida eterna. Confiemos en que Él nos guiará a través de cualquier adversidad y que, al final, nos reuniremos con aquellos que amamos en su presencia divina.

En este camino de duelo y dolor, permitamos que la gracia de Dios nos sostenga y nos llene de consuelo. A través de la oración, encontremos la fuerza para enfrentar cada día con esperanza y confianza en que Dios nunca nos abandona y siempre está con nosotros.

Así, en medio de las dificultades y desafíos, sigamos adelante con nuestra fe en el amor inquebrantable de Dios, confiando en que Él nos da la fuerza para superar cualquier adversidad y que, al final, encontraremos la paz y la felicidad eterna en su presencia.




Versículo diario:


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