¡Descarga la app!

Accede a más contenido como este.

“Por tanto, si hay algún estímulo en Cristo, si hay algún consuelo de amor, si hay alguna comunión del Espíritu, si algún afecto y compasión, haced completo mi gozo, siendo del mismo sentir, conservando el mismo amor, unidos en espíritu, dedicados a un mismo propósito.”

Filipenses 2:1-2

Aislados


Los días se habían vuelto ya solitarios en ese trabajo, el almuerzo era a veces una comida rápida frente a un monitor que me recibía todas las mañanas. No podía dejar de mirar ese vacío. De preguntarme por qué dentro de toda la abundancia sólo faltaba eso, el amor y la conversación entre hermanos. Comencé a pensar que podía disponerme a rezar en esos minutos que destinaba a almorzar rápidamente.

Publicidad

De repente Dios estaba conmigo, él llenó de amor esos espacios vacíos en los que estábamos todos desconectados.Yo celebré ese suceso y pronto el clima en nuestro espacio de trabajo comenzó a cambiar. La versatilidad de estos tiempos de alguna manera nos había aislado pero encontramos la forma de vincularnos de nuevo. De sentarnos unos minutos entre tareas a conversar, a compartir experiencias o simplemente a regalarnos una sonrisa entre nosotros. Muchas veces perdemos de vista al prójimo, estamos tan sumergidos en nuestras propias vivencias que olvidamos preguntar cómo se encuentra o si necesita ayuda. Es fundamental que tengamos una conversación fluída con Nuestro Señor, así sean algunos minutos por día, Él nos dará cobijo cuando hayamos perdido el camino o no sepamos cómo llegar al encuentro con nuestros hermanos.