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“De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.”

Romanos 14:12

Tomando las riendas


Dios nos regala inteligencia, razonamiento juicio entre otras cosas, La vida que nos ha dado está cargada de momentos hermosos, alguno cargados de responsabilidad sagrada, que por ningún instante debemos considerarlos livianamente. Nuestras vidas están tan ciertamente marcadas en los libros del cielo como una fotografía en la placa del fotógrafo. No solo se nos hace responsables por lo que hacemos, sino por lo que hemos dejado sin hacer.

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Es el amor a la comodidad egoísta, el amor al placer, nuestro amor propio, exaltación propia, lo que impide que aprendamos las preciosas lecciones de la vida en la escuela de Cristo. El deber del cristiano es no permitir que lo modelen el ambiente y las circunstancias, sino vivir por encima de los factores que lo rodean formando su carácter de acuerdo con el Modelo divino.


Aunque parece difícil de alcanzar, es la vara que tenemos en nuestro camino a la verdad. Por eso ha de ser fiel en cualquier lugar donde se encuentre, hacer su deber con fidelidad aprovechando las oportunidades que Dios le da, que por cierto no son pocas.


Si morimos en Cristo, aprendiendo de su escuela, no seremos faltos de entendimiento. Mirando a la cruz de podemos vencer todas las pasiones y prácticas que no son santas. Cualquiera sea la naturaleza del trabajo, llevaremos a él los principios de Jesús y nuestra identidad tomará valor ante la tarea entregada a vuestras manos. Nuestro tiempo será dedicado para trabajar, no es nuestro, sino que pertenece al que nos paga. Si somos descuidados y derrochamos material, tiempo, fallando en ser laboriosos y diligentes, se los registra en los libros del cielo como siervos infieles .