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En toda sociedad existe un núcleo de poderosos, opresores, que utilizan la autoridad a su servicio; estar en ese lugar parece permitirles utilizar a su favor todo lo que encuentran en su camino. Sin embargo esto no debería ser así. La autoridad debería ser usada para servir al resto; el poder debería ser el poder de dar la vida por un otro. Jesús rinde dedicación al pueblo y camina con gran sabiduría en sus palabras y en sus actos. Y teniendo estas enormes virtudes, que le otorgan un lugar de autoridad y de admiración entre las personas, las utiliza para colocarse al frente en la fila de los servidores. Porque dar su vida es el rescate, la liberación. Y es por esto que la hermandad debe ser la base de una comunidad justa. Porque hemos venido a servir y a brindarnos a nuestros hermanos para poder vivir en armonía.
