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“Ustedes serán enriquecidos en todo sentido para que en toda ocasión puedan ser generosos, y para que por medio de nosotros la generosidad de ustedes resulte en acciones de gracias a Dios.”

2 Corintios 9:11

Generoso en su corazón


Mi familia siempre había sido bendecida con alimentos en nuestra mesa. Mis padres tenían un muy buen pasar, eran profesionales dedicados, reconocidos mundialmente por sus avances en materia de medicina. Jamás nos faltó nada, pero nos criaron de modo que mantuviéramos siempre la humildad y que comprendieramos que la realidad que atravesaban otros niños podría no ser la misma que la nuestra.

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Decidimos ir a pasar un día al parque todos juntos, llevamos diferentes alimentos y nos dispusimos a almorzar bajo el sol. Fue entonces cuando vimos que una mujer pedía comida cerca de donde nos habíamos sentado. Mi padre no dudó un segundo: invitó a la señora a quedarse con su pequeño hijo a compartir la comida. Ella nos contó qué le sucedía, por qué ahora debía pedir en las calles. Muchos de los que estaban en el lugar hicieron la mirada a un lado cuando ella pasaba pidiendo, pero él nos dio una lección. Siempre debemos estar atentos a los que se encuentran necesitados, necesitados de alimento, de amor, de una palabra de aliento para seguir adelante y atravesar situaciones dolorosas. Ese día nuestra familia fue la que brindó contención y comida, quizás el día de mañana podíamos ser quien los recibiera.