¡Descarga la app!

Accede a más contenido como este.

“Rásguense el corazón y no las vestiduras. Vuélvanse al Señor su Dios, porque él es bondadoso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor, cambia de parecer y no castiga.”

Joel 2:13

El qué dirán


Me ha tocado ver en mi generación muchos cristianos que actúan guiados por el “qué dirán”. Este dicho refiere a aquello que pensarán otros sobre ellos, es decir, que no transitan caminos sinceros como hijos de Dios. Así, ayudan a otros por mostrarse solidarios cuando en realidad, en su fuero interno, están muy distanciados de eso. Emprenden campañas solidarias para brindar alimentos cuando alguien los está fotografiando, pero cuando llega en el momento de ayudar en las calles o dar una mano cuando no tienen la mirada de sus hermanos por encima, sus ganas de ayudar desaparecen. En sus casas no son más que padres poco cariñosos o intolerantes con sus propios hijos y son egoístas con sus amistades.

Publicidad

Vivir una vida falsa será reprendido tarde o temprano por nuestro Padre, porque Él no quiere que seamos solidarios sólo para ser celebrados o reconocidos por otros, Él desea que lo hagamos de corazón, por el mero beneficio de colaborar con el que se encuentra en necesidad. Guardar las apariencias cuando en realidad no estamos abiertos a recibir a Dios en nuestro interior no será un buen camino, sino que nos alejará más de Él. Generar falsas expectativas a un hermano prometiéndole ayuda cuando en verdad no estamos dispuestos a dársela será un error grave.