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Si de nuestro lado contamos con el amor, la esperanza y la fuerza de nuestro salvador Jesucristo,tenemos que dejar de lado el sufrimiento y ponernos de pie. Ante todo la Fe y la buena voluntad de que dicha situación que nos acontece será remediada por nuestros ánimos de superación. El consuelo que brindan las palabras de Dios, nos alimentan el alma y forjan nuestro corazón hacia la sanación necesaria que tanto anhelamos y solicitamos en oración.No hay problema que Dios no perciba ni conozca. Conoce a sus creaciones y el modo en que serelacionan. Por este mismo motivo es que nunca nos dejará aislados ni olvidados. Él sabe perfectamente qué hacer para ayudarnos, pero espera de nosotros cierta actitud y apertura hacia el Espíritu Santo. El calmará las tormentas de la vida, ya que ninguna dura para siempre. Pero dentro de cada una, las lecciones emergerán y debemos estar con ojos y corazón atento para poder apropiarnos de dicho aprendizaje.