Accede a más contenido como este.
No sabia que contestarle. Vino mi amigo a casa, le conté de mis novedades en el trabajo, y él me escuchó en silencio. Le hable de mi familia, del almuerzo bullicioso, de discusiones menores con mis hermanos, y bromas intercambiadas. Me escuchó en silencio. Luego de una pausa en mi relato, cuando me abrí a la espera de su palabra, y lo miré a los ojos, me contó de su preocupación. Una posible enfermedad de su madre la tenía muy desmejorada, y a él con mucha angustia. No supe qué contestarle, cómo animarlo, no tenía la respuesta. Pero la respuesta no estaba en mi.
Dios es quien protege nuestra vida de todo mal, aleja las preocupaciones y nos sostiene cuando hay piedras en nuestro camino. Solo pude proponerle que oremos juntos, unidos en la oración, dos corazones amigos, hermanos en la Fé, pidiendo protección al Padre. Se fue reconfortado, y supe que habíamos hecho lo correcto.
Muchas veces vamos por nuestro camino en la vida sintiéndonos huérfanos, sin serlo. Abrir nuestro corazón al Señor, dejar que nos tome en sus brazos y nos acompañe en nuestro andar, es lo que traerá paz a nuestros corazones. La oración es el camino, y nuestro Padre quien siempre nos escucha, nos protege y nos guia.
No te pierdas de los contenidos y las funciones exclusivas de Sagrada Palabra disponibles en la app.
Descargar ahora
Reflexiones para agradecer al Señor por el día que has tenido
Accede a más contenido como este.